La jornada 34 desde la invasión de Rusia a Ucrania ha comenzado con la vuelta a la mesa de negociación entre las delegaciones rusas y ucranianas en la Oficina Presidencial del Palacio de Dolmabahçe de Estambul.
Tras esta nueva ronda de diálogo, se han producido los primeros avances: Moscú ha anunciado la decisión de reducir su actividad militar en torno a la capital ucraniana, Kiev, y la asediada ciudad septentrional de Chernígov. Mientras, Ucrania asegura estar dispuesta a renunciar a toda alianza militar, incluido el ingreso en la OTAN, si a cambio una decena de Estados firman un acuerdo vinculante para proteger al país contra ataques.
El ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, había descartado esta mañana hablar sobre un posible referéndum. «Decidiremos qué referéndum celebrar o no. No es objeto de negociaciones», dijo en un comunicado recogido por la presidencia ucraniana, agregando que es «un asunto interno de Ucrania».
Asimismo, el presidente Volodímir Zelenski solicitó ayer en un discurso a los líderes de los países que aumenten la presión de las sanciones a Moscú y señaló que el país «todavía necesita más armas».
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, mantendrá hoy una nueva reunión telefónica con su homólogo ruso.
En el plano militar, las fuerzas ucranianas han recuperado el control de la ciudad de Irpín, a apenas 8 kilómetros al noroeste de Kiev, según ha anunciado su alcalde, Oleksandr Markushin. Rusia, por su parte, ha bombardeado la sede de la administración regional de la ciudad de Mikolaiv. Más al norte aún, las tropas rusas mantienen el bloqueo a Chernígov y han destruido varios puentes para asegurarse el cerco. Las tropas ucranianas han lanzado varios contraataques al noroeste de la capital, Kiev.
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