Laura De Stefano
Este año la peregrinación de la Virgen de Lourdes revistió un significado especial para la Diócesis de La Guaira, porque por la pandemia del Covid las plegarias estuvieron dirigidas a la sanación de los enfermos por coronavirus y a los médicos, enfermeras y personal sanitario que a diario se exponen al contagio del virus.
Monseñor Raúl Biord Castillo, obispo de La Guaira, recalcó en su homilía celebrada en La Llanada que en esta pandemia todos vivimos la misma tormenta. “La barca de uno es más grande, la de otros más pequeña, pero juntos podemos compartir. Por eso renovar esta procesión es renovar la fe y es pedirle a Dios a través de la Virgen por los enfermos, pero también por todos aquellos que se dedican a su cuidado”.
Recordó que Nuestra Señora de Lourdes apareció dando un mensaje de paz, esperanza y fraternidad universal. Dijo que a su santuario en Francia acuden muchos enfermos con la fe de ser sanado, pero lo más bonito es que acuden miles de voluntarios a cuidar enfermos que ellos no conocen, pero les extienden sus manos para llevarlos a la procesión y a la gruta de Massabielle.
“La fiesta de la Virgen de Lourdes es una celebración especial en Maiquetía y en toda La Guaira porque el padre Santiago Machado en 1884 instituyó la peregrinación que va desde La Pastora, en Caracas, hasta la iglesia de Maiquetía por el camino de los españoles”.
Manifestó que tradicionalmente son miles de fieles de la capital y de toda la Diócesis de La Guaira quienes acompañan a la imagen. Pero, este año por la pandemia organizaron un recorrido especial que consistió en una caravana con la imagen. La procesión salió a las 8:00 am de la capilla San Bartolomé en la Cumbre, en lo más alto de la montana, y estuvo acompañada por algunos fieles, sacerdotes y seminaristas.
Se realizaron las estaciones del vía crucis, pasando por La Venta, La Hacienda, Guayabal y La Llanada que está a dos horas de camino de Quenepe. En La Llanada, monseñor celebró una misa en pleno corazón de la montaña para renovar la tradición de nuestros abuelos, porque a la peregrinación van aquellos que caminaron con el padre Machado.
“Allí elevamos nuestro canto y oraciones. Para la Diócesis de La Guaira renovar esta tradición es muy importante, porque nos indica la fe profunda de nuestros pueblos”.
De forma simultánea al recorrido de la Virgen, en la iglesia San Sebastián se celebraron cuatro misas animadas por los sacerdotes de las zonas pastorales. A las 7:00 am le tocó a la zona del centro, oficiada por el padre Abelardo Bazó; a las 9:00 am a la zona de Catia la Mar, presidida por el obispo emérito, monseñor Ramiro Díaz y acompañada por el ministerio de música de La Páez; a las 11:00 am a la zona del este, oficiada por el padre Rafael Troconis y las 5:00 pm el vicario Delvis García celebró la eucaristía para los parroquianos de Maiquetía.
A las 3:00 pm, la imagen llegó a Quenepe donde inició su periplo por varios sectores en una camioneta. Recorrió El Rincón, El Brillante, El Cantón y Catedral. De allí se dirigió hasta Punta de Mulatos para su retorno hacia Maiquetía, Pariata, hospital San José, Periférico y Montesano. El recorrido lo cerraron en la iglesia la Santísima Trinidad en la Aviación.
«Caminamos juntos como hermanos»
Destacó el obispo que peregrinación significa caminar y caminar por la montaña es el reflejo de la vida porque a veces hay subidas y otras veces bajadas. También piedras traicioneras con que uno puede resbalarse y caerse, pero cuando uno se cae, se levanta y sigue. Igualmente hay subidas que escalar y eso da el temple de una persona. “Llevamos a la Virgen a cuesta, también la vida hay que llevarla a cuesta”.
Dijo que uno carga con el peso de su vida, de sus seres queridos y de los más pobres. Pero lo más bonito es que en el camino se hacen amistades y se conocen personas, así es la vida, nadie está solo y lo ha recordado el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, “todos somos hermanos y como hermanos caminamos juntos y en el camino vamos compartiendo la misma suerte”.
“¡Que Dios bendiga a la Diócesis de La Guaira en este año jubilar por sus 50 años de creación y podamos seguir caminando con la bendición de Dios y de la Virgen María”.
Origen de la devoción
El padre Rafael Troconis, párroco de la iglesia San Bartolomé de Macuto, indicó que en las celebraciones litúrgicas se recordó el origen de la devoción a Nuestra Señora de Lourdes
“En el año 1858 tuvieron lugar un conjunto de apariciones de la santísima Virgen María a Bernardette Soubirous en un pueblo llamado Lourdes en la zona del Pirineo francés. En esa ocasión, la Madre de Jesús ordenó a Bernardette que cavara un hoyo en el suelo y que bebiera del agua de dicho manantial, cuyas aguas han resultado ser milagrosas, trayendo salud a muchos de los que se acercan a ellas con fe”.
En el lugar de las apariciones se edificó un importante santuario mariano al cual acuden miles de peregrinos cada año. La devoción a Nuestra Señora de Lourdes fue traída a Maiquetía por el padre Santiago Machado, cuando fue párroco de esta población.
Manifestó que, aunque este año no tuvo lugar la tradicional y multitudinaria procesión con la venerada imagen de la Virgen, en su descenso por el sector de Quenepe fue recibida con alegría por los habitantes del lugar y por otros devotos que se unieron al grupo de peregrinos. Allí se organizó una actividad cultural con los niños,
Ayudar al pueblo cristiano
El obispo emérito Ramiro Díaz en su homilía se refirió a nuestro amor hacia la Madre del Señor. Dijo que si perdemos de vista el camino de fe de María, no tendremos capacidad de comprender cómo Dios nos ha salvado, concretamente en Jesús, dándonos a María para que en ella tuviera comienzo la Iglesia.
“Estas verdades pueden vivirse de muchas maneras: con la devoción popular cristiana, con formas más silenciosas o clamorosas. Siempre que en la Iglesia se instaura un verdadero sentido de la presencia de María se nota un reflorecer de la vida cristiana. Hay vigor, serenidad, agilidad y vivacidad precisamente porque somos llevados a los misterios fundamentales de la redención. No se trata de ninguna añadidura, ni de ningún lujo. Se trata de colocarnos a los pies de la cruz, y comprender de qué modo la humanidad era en el designio de Dios, aceptar la redención y, en María, comienza el camino de la Salvación”.
Pidió al Señor que seamos capaces de ayudar al pueblo cristiano tan sensible a estas realidades, a vivirlas de un modo verdadero, eficaz y justo. “Es una fortuna descubrir que el sentimiento de amor a la Virgen todavía es muy grande en la gente”.