El caos se apodera de miles de afganos que acuden desesperadamente al cruce fronterizo de Turkham, en el este de Afganistán, para ingresar a Pakistán, después de que el pasado jueves reabriese sus puertas tras permanecer cerrada desde la toma de poder de los talibanes hace más de dos meses.
Esperan durante días para llegar a las puertas del puesto fronterizo entre el caos ya sea para recibir tratamiento médico, por temas de estudio, visitas familiares o para huir de Afganistán hacia otros países por las amenazas de los talibanes,
Los talibanes tratan de mantener la calma entre la multitud desesperada azotando a la gente con palos, cables y golpes con armas, mientras las autoridades del cruce dejan pasar sólo a aquellas personas con documentos oficiales, pasaportes o visado pakistaní.
Pero incluso así, la multitud sigue agolpada en Turkham, obligando a veces a cerrar temporalmente la puerta ante el caos y la desesperación que se vive, dice un portavoz de la oficina del gobernador de Nangarhar, provincia occidental afgana donde se encuentra este paso fronterizo.
Por Turkham sólo podían cruzar hasta el pasado jueves camiones con suministros, ya se trata de uno de los principales puntos de conexión entre ambos países junto a Spin-Boldak, situado en el estado sureño de Kandahar, que todavía permanece cerrado.
La situación que se vive en la zona obligó desde este fin de semana a algunos a regresar a sus hogares, cansados tras más de tres días esperando en la frontera, ya que tampoco han podido hospedarse en un hotel cercano ante la cantidad de personas que se han desplazado hasta Turkham.