Nayan Salas.- Supervisores y encargados del supermercado Río Mar, ubicado en la calle principal de Naiguatá, aseguran que cuentan con el abastecimiento de los productos de primera necesidad todas las semanas, explicando que las personas ya realizan las colas por hábito, debido a que las cantidades encontradas en el local son suficientes para el consumo preciso de la población.
Danny Caldoso, encargado del almacén, explicó que sin importar los productos que hayan en los anaqueles, los ciudadanos, sobretodo mujeres y adultos de la tercera edad, hacen sus colas a diario.
“Esta semana llegaron mil 800 cajas de leche en polvo en dos tandas, las primeras 900 el martes y hoy jueves contamos con 900 más, y la cola es interminable. Pero normalmente ellos no saben lo que va a llegar ni lo que hay, y aún así se paran todos los días en la entrada desde horas muy tempranas, a la espera de cualquier producto regulado”, detallól.
Destacó que los artículos de higiene personal como champú, toallas sanitarias, pañales y demás no se consiguen con mucha frecuencia en los estantes del Río Mar.
“Con respecto a los artículos de higiene no tenemos fecha de suministro, acá no llegan los pañales desde hace tres semanas, pero cuando no hay aquí, los consumidores pueden conseguir en otros establecimientos, la cuestión es que quieren comprar cantidades para una guardería cuando en realidad tienen uno o dos niños en casa”.
Por tal razón, el supermercado cuenta con el apoyo de distintos cuerpos de seguridad y la Superintendencia de Precios Justos, calmando cualquier situación de agresividad que atente contra la tranquilidad de la zona.
Otro de los comercios de esta localidad donde las colas jamás terminan, es el Mercal situado en el sector San Antonio, pero todo indica que la problemática ha mermado debido al sistema de compras a través del terminal de la cédula.
Juana Martínez, indicó estar de acuerdo con el sistema, manifestando que debido a esto la cantidad de gente diaria en la espera de los artículos ha disminuido, pero aún así las tres o cuatro horas de espera no les garantizan comprar todo lo que necesitan.
“Hay días en los que podemos irnos a casa con todo lo que queremos, aceite, azúcar, café y quedamos contentos, pero en otros, cuando al fin logramos entrar, ya muchos alimentos se han acabado”./NS/ar/Foto: Ender Saavedra