Los migrantes venezolanos se convirtieron en los que más cruzan el tapón del Darien durante lo que va de 2022, según la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), quienes detallaron que los connacionales migran por supervivencia y se alojan en la Estación Migratoria de San Vicente, Panamá.
De acuerdo con una nota de prensa de MSF, a la estación llegan diariamente entre 300 y 900 personas que quieren avanzar cuanto antes a Costa Rica y seguir a Estados Unidos.
Dicha estación se ubica en la provincia del Darién, en Panamá. Allí llegan tras cruzar la peligrosa selva del Darién, miles de migrantes.
Según la organización, solo en el año 2021 pasaron por esa frontera entre Colombia y Panamá 134 mil migrantes, de los cuales 62 % fueron haitianos, 14 % cubanos, 3 % provenían de África y 2 % de Venezuela, pero en 2022, la mayoría de los migrantes llegaron de Venezuela. De 19.000 personas que cruzaron entre enero y abril, 6.951 provenían de Venezuela.
Posteriormente, se encuentran los haitianos, con 2.195; en tercer lugar, Cuba, con 1.579; y 1.355 provenientes de Senegal, según datos oficiales del gobierno panameño.
“Esa selva es un infierno”
Yuleidy Peña tiene 20 años. El 19 de abril de 2019, dejó su casa en Venezuela y viajó a Ipiales, Colombia, buscando un trabajo para sobrevivir.
“Estuve dos años trabajando en un restaurante con mi esposo y enviando plata a Venezuela. En Ipiales tuve a mi bebé, quien ya tiene un año. Lamentablemente, la situación se complicó para nosotros porque ya no querían a los venezolanos; no nos arrendaban, no nos dejaban trabajar y por eso decidimos cruzar a Panamá y buscar llegar a Estados Unidos”.
Con un bebé de un año en su pecho, Yuleidy y su esposo atravesaron la selva del Darién en siete días. Irse en bote hasta Carreto no era una opción, pues necesitaban 800 dólares para pagar los tíckets. Optaron, entonces, por cruzar caminando.
“Lo más duro para mí fue cuando mi esposo se cayó con el bebé tratando de caminar por unas rocas muy grandes. El bebé lloraba mucho porque le dolían las costillas y decidimos caminar sin parar para ver si alguien lo atendía, pues creíamos que tenía rotas las costillas”, relató la mujer.