“El ataque de Rusia, que comenzó el jueves 24 de febrero, está generando un impacto masivo en los derechos humanos de millones de personas en Ucrania”, denunció la alta comisionada para los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Michelle Bachelet, hablando sobre la base de los miles de civiles que han muerto por los ataques masivos y a los más de un millón de refugiados ucranianos, niños, mujeres y ancianos que han huido y a los que, se teme, seguirán huyendo de la conflagración.
Pero, la mayor preocupación de la funcionaria parece estar en las declaraciones de este martes 2, del ministro de relaciones exteriores de Rusia Sergei Lavrov, quien afirmó para la cadena árabe de televisión Al Jazeera que, “Biden sabe que ante las múltiples sanciones que occidente ha impuesto a Rusia, no queda más alternativa que una guerra nuclear devastadora”, declaraciones que coincidían con la preocupación del Organismo Internacional de Energía Atómica que había advertido que en Ucrania hay 15 plantas de energía atómica que de ser atacadas por los rusos podrían generar una tragedia.
“Los elevados niveles de amenaza para potencias mundiales con armas nucleares subrayan la gravedad del riesgo para toda la humanidad”, advirtió Michelle Bachelet.
Las declaraciones de Lavrov fueron recibidas con cautela por los medios de comunicación, incluido el Diario La Verdad, por cuanto constituyen un evidente desliz, calculado o no, que agrega más preocupación a la de por sí grave situación de peligro que tiene su epicentro en Ucrania.
Pero, el hábil diplomático ruso hoy convocó a conferencia de prensa virtual para tratar de desviar la gravedad de sus afirmaciones, al declarar que “son los dirigentes occidentales quienes piensan en una guerra nuclear por su conflicto con Rusia a raíz de la guerra en Ucrania. Todo el mundo sabe que una tercera guerra mundial solo puede ser nuclear”, pero insistió en que “eso solo está en la mente de los políticos occidentales, no en la de los rusos”, reiteró.
Lo cierto es que el presidente Vladimir Putin ya había ordenado públicamente el domingo 28/2, a su Ministerio de la Defensa poner en alerta los “mecanismos de disuasión nuclear”, una grave advertencia en momentos en que se intensificaban los ataques con misiles contra objetivos civiles incluidas las torres de comunicación de Kiev.
El presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, desde un bunker secreto en Kiev, llamó la atención sobre que, “ellos han amenazado también con el tema nuclear ante lo cual vamos a responder con nuestra formas de defensa, como lo hemos hecho hasta ahora”.
Ante la desproporción entre las fuerzas atacantes de Rusia y las de defensa de Ucrania, lo que realmente se observa son cientos de miles de mujeres y niños, con el sufrimiento y el terror impreso en sus rostros, huyendo hacia los países vecinos, ya que ante la tecnología y la cantidad de armamento de la potencia militar mundial que es Rusia, a los ucranianos no les queda otra alternativa que huir o apiñarse en los subterráneos y en las estaciones del metro. Los más valientes optan por inmolarse practicando la guerra asimétrica contra los ataques con enormes tanques con armas de alto poder.
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