Un nuevo estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) demuestra que la migración venezolana está ayudando a aliviar la escasez de profesionales de la salud en países de Latinoamérica, entre ellos Argentina.
Muchos de los 145.000 venezolanos que actualmente viven en ese país están formados como enfermeras y médicos. De hecho, hay 16 provincias argentinas donde los médicos venezolanos ya están certificados para trabajar, con más de 200 profesionales médicos, solo en la provincia de Buenos Aires, y un número menor en Jujuy, Chubut y Córdoba. Incluso hay venezolanos que trabajan en el sistema de salud pública hasta el sur de Tierra del Fuego.
En Colombia, país que ha acogido a cerca de un millón de venezolanos, muchos trabajan para compañías de ambulancias, la rama de la medicina peor pagada con las condiciones más difíciles. Sin embargo, un médico allí asegura que está ganando 800 veces el salario mínimo de Venezuela. En Chile, un permiso temporal permite a los inmigrantes trabajar en hospitales públicos en zonas de alta necesidad mientras validan sus credenciales.
Pionero en cirugía robótica
El autor de “No le tenga miedo al dedo”, el doctor René Sotelo, es un médico venezolano brillante egresado de la escuela de Medicina Luis Razetti de la UCV. Con sólo 55 años, se le considera uno de los cirujanos más destacados en el mundo, con más de 2.300 operaciones en 22 países.
Se le considera líder de cirugía laparoscópica y robótica en Latinoamérica. Es pionero en operaciones de fístulas complejas urinarias. De hecho, más de 72 urólogos de todo el mundo buscaron ser entrenados por él cuando aún vivía en Venezuela.
Como dato relevante, la Universidad del Sur de California (USC) solicitó su licencia como médico en Estados Unidos ante la Junta Médica de California, la cual se la otorgó, sin presentar prueba de revalidación de título, por sus “habilidades poco frecuentes y extraordinarias”. Es importante destacar que la USC sólo ha hecho este pedido 2 veces en 130 años.