* En La Zorra piden dragar la bahía y culminar los 182 metros restantes de espigón
Luisana Brito.- Vargas se caracteriza por tener 1.497 kilómetros cuadrados de cordilleras. En sus playas hacen vida más de 16 Consejos de Pescadores y Pescadoras Artesanales (Conppa), quienes se encargan de incentivar unas de las actividades económicas que mueven el desarrollo del estado.
Aunque la meta del Gobierno siempre ha sido impulsar la producción pesquera, estos trabajadores lamentaron no recibir el apoyo de las instituciones, como el Consejo Federal de Gobierno, donde, aseguraron, reposan un sinfín de solicitudes para mejorar las condiciones laborales.
La alta sedimentación de las bahías, el retraso en la inversión para levantar muelles pesqueros con todos los servicios, el lento proceso de aprobación de créditos para adquirir nuevas embarcaciones y motores y la inseguridad en alta mar pone en riesgo esta actividad.
Una de las principales fallas que enfrentan los Conppa son la falta de espigón para anclar sus botes, por lo que cada vez que se registran fuertes corrientes sus herramientas de trabajo se ven afectadas y, por lo tanto, el sustento de sus hogares también.
Tal es el caso del muelle de La Zorra, el cual se encuentra sedimentado porque desde hace 7 meses los trabajos de construcción del espigón están paralizados.
Así lo informó Prisco Ávila, vocero del Consejo de Pescadores de La Zorra, quien alertó que de continuar las lluvias y de no dragar la bahía se verán comprometidos 300 trabajos directos y más de 1.000 indirectos, ya que ese es el puerto de embarque de los pobladores de Chichiriviche, Puerto Cruz y Puerto Maya.
Detalló que el ente encargado de ejecutar las labores es el Instituto de Infraestructura de Vargas (Infravargas), este solo construyó 50 metros de malecón de los 232 que se tenían previstos.
“Con el dragado las bahías tendrán hasta 2,5 metros de profundidad, lo que permitirá ingreso de lanchas de mayor calado y producción. Si esto no se hace, tendremos que declararnos en emergencia”.
De igual manera, Luis Lanz de San Rafael de Anare, en Naiguatá, dijo que “cada vez que salimos a pescar es una odisea. Cuando se dañan debemos sacarlas del agua y nos cuesta mucho trabajo, además los implementos están muy caros. Trabajamos a pérdida porque lo que ganamos lo invertimos en el mantenimiento”.
Además de la sedimentación, otras de las fallas son la falta de centros de acopio para resguardar sus implementos de pesca y refrigerar la producción diaria. En Anare y Punta Care, Naiguatá, al igual que en La Guaira, están a la espera del cumplimiento de las promesas del Consejo Federal de Gobierno.LB/yg