Un total de 111 chilenas denuncian haber quedado embarazadas por culpa de los anticonceptivos Anulette CD del laboratorio Silesia, y Minigest 15 y 20, de Andrómaco. Estas pastillas son distribuidas en numerosos centros de salud públicos, en los que miles de mujeres de escasos recursos reciben sus medicamentos.
El 26 de agosto del año pasado, una alerta llegó al Instituto de Salud Pública (ISP) sobre problemas en el empaque de las pastillas Anulette CD. En resumen, había blísters rotos, y lo más grave, donde debían ir las pastillas color crema que contienen el principio activo, iban las azules, que son las de efecto placebo y que se toman en ciertos días del mes.
Ese formato de Anulette CD se reparte únicamente a la Cenabast, y van a parar a los centros de salud pública de todo el país. Los lotes se repartían desde agosto de 2019 en el sistema.
El ISP suspendió de inmediato ese reparto, el B20034A. Como medida adicional, el 3 de septiembre, el laboratorio decidió el retiro voluntario del lote B20035A. En total eran 276.890 las que fueron destruidas.
Además, el ISP fue al laboratorio y detectaron problemas en la máquina que envasa el producto. Corrigieron el error, el 24 de noviembre se levantó la suspensión, y las pastillas volvieron a los consultorios.
Algo similar ocurrió el pasado 7 de octubre, cuando Laboratorios Andrómaco inició el retiro voluntario preventivo de los lotes D19129A y D19130A de Minigest 15 y el lote D19132A de Minigest 20, con fecha de vencimiento en marzo de 2021, tras identificarse un problema de estabilidad en su composición. Es decir, que su efectividad se había reducido más de lo aceptable por la norma sanitaria. Entre ambos, alcanzaron a vender en farmacias más de 4 mil unidades.
Según una investigación que está llevando adelante la agrupación pro derechos sexuales y reproductivos Miles Chile, en conjunto con la organización internacional Women’s Link Worldwide, 111 mujeres quedaron embarazadas producto de estos anticonceptivos defectuosos.
«Todas las mujeres que hemos asesorado coinciden en que la información entregada por las autoridades de salud fue insuficiente, pues no les permitió enterarse a tiempo del problema con los anticonceptivos, ni les dejaba claro qué debían hacer ni a quién debían acudir para el seguimiento de sus casos», declaró Laura Dragnic, abogada de Miles Chile.
“Mirarme al espejo es duro, me veo la ‘guata’ (barriga) y me recuerda esta pesadilla. Hay días que me levanto bien y quiero tenerla, pero la mayoría no”, explica Valentina Donoso, de 21 años, que ha tenido que pausar sus estudios en la universidad.
«A quienes quedaron embarazadas, el sistema de salud no les ha informado de las alternativas que tienen e incluso a algunas de ellas se les ha negado la interrupción legal del embarazo a la que podrían acceder, en este caso, porque les está afectando su proyecto de vida y su salud».
Según señalaron ambas organizaciones, se han iniciado recursos administrativos y judiciales que hasta ahora, dada su naturaleza, no han respondido a las necesidades urgentes que tienen las mujeres afectadas, en su mayoría de escasos recursos, algunas de las cuales se vieron forzadas a asumir un embarazo no planeado que les ha generado consecuencias sobre su salud física y depresión, angustia, entre otros.
Otras han tenido que renunciar a sus estudios, ser despedidas de sus trabajos o estar en riesgo de perderlos.