Rodolfo Ruiz
Saben que todo está difícil, que llevar el plato a la mesa no es nada fácil y piensan muchas veces que la mejor opción es dejar el país y entregar las fuerzas que les quedan en otra nación, fueron algunas de las frases que más repitieron las madres que dedican su día a día al comercio en el estado.
Sin embargo, también manifestaron que en Venezuela aún abundan las oportunidades, pues con perseverancia y determinación se pueden lograr los objetivos.
Entre estas guerreras está Inés Gómez, quien tiene 18 años dedicados a la venta de chicharrón en el mercado El Cacique de Maiquetía y aunque está consciente de la dura situación, asegura tener bastantes motivos para seguir luchando.
«Gracias a este trabajo logré criar a mis hijos que hoy por hoy son profesionales y buenas personas. Soy una de las tantas madres luchadoras, pues a mis 65 años aún estoy trabajando y aunque sólo venda dos bolsas de chicharrones diarias por un dólar confío en Dios y sé que todo cambiará”.
Constancia Domínguez vende ropa desde hace años y es de nacionalidad colombiana. Expresó sentirse completamente venezolana, pues sus mayores éxitos los ha logrado aquí.
«Sabemos que el país está pasando por su peor momento y también lo duro que es llevar el pan de cada día a nuestros hogares, pero creo que no es momento de rendirnos. Podemos emprender en muchas cosas y por esta razón felicito a todas las personas que se han dedicado en estos meses de pandemia a crear sus propia empresas».
Dijo: «Yo empecé así y actualmente tengo mi negocio de venta de ropa, además de contar con el cariño de mi gente venezolana que me abrió las puertas”.
Sandy Foods nació en Haití y tiene 23 años trabajando en Venezuela. Señaló que gracias a las oportunidades que el país le brindó, logró criar a sus hijos. A sus 45 años se dedica a la venta de alimentos y es con esto que lleva el sustento a su hogar.
«Este día de las madres les deseo a todas que continúen luchando en este hermoso país, ya que aún hay muchas oportunidades y no tiene nada que envidiarle a otro. Dios es grande y sé que pronto vendrán cosas buenas que nos permitirán mejorar nuestra calidad de vida”.
Zoraida Hidalgo manifestó que aunque su negocio de pijamas se fue a la quiebra, aún tiene fe en poder mejorar su situación económica. «Ahora vendo condimentos y me ha ido muy bien. Siento que soy un ejemplo de las madres venezolanas, ya que ha pesar de que la situación económica hizo que mi negocio quebrara, no me rendí, y emprendí en otro negocio que permite que mi familia pueda sobrevivir”.