El gobierno talibán emitió el domingo nuevas restricciones de viaje para las mujeres afganas, lo que fue criticado de inmediato por Estados Unidos como un paso más de maltrato a la mujer por el grupo islámico.
La directiva del Ministerio de Promoción de la Virtud y Prevención de Vicios limita la capacidad de una mujer a viajar más de 72 kilómetros sin compañía de un familiar hombre cercano. También instruyó a los taxistas a aceptar solo a mujeres con velo islámico o hiyab.
El portavoz del ministerio, Sadiq Akif Mahajer, defendió las restricciones diciendo que están en línea con la sharía o ley islámica.
El decreto exige también a los trabajadores del sector transporte que se dejen crecer sus barbas, hacer tiempo para oraciones y no poner música en sus vehículos.
Hace unas semanas, los talibanes prohibieron a los canales de televisión transmitir dramas y novelas en que participaran actrices, y exigieron a las presentadoras de noticias usar hiyabs cuando estuvieran en el aire, reseñó VOA.
Desde la toma del poder de los talibanes el pasado agosto en Afganistán, la comunidad global aún no ha reconocido al gobierno Talibán, el cual se ha negado a enfrascarse directamente en temas de derechos humanos, especialmente relacionados con la mujer.
“Uno de nuestros puntos principales en cualquier conversación con los talibanes es exactamente la condición y el trato de las mujeres y la niñas, incluyendo el acceso de las niñas a la educación”, dijo la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.
“Me preocupa que los talibanes no hayan cumplido con lo que sabemos que es el tratamiento apropiado y los derechos de las niñas y las mujeres. Esa es una de nuestras grandes consideraciones y preocupaciones”, añadió Harris.
Los talibanes han impedido el regreso de muchas mujeres al trabajo y de las niñas a las clases en muchas provincias de Afganistán, a pesar de prometer un gobierno más moderado que su estricto régimen anterior de 1996 a 2001.
Estados Unidos y otros países occidentales, así como las instituciones financieras, han suspendido ayudas económicas multimillonarias a Afganistán desde el regreso del Talibán en agosto.
Naciones Unidas calcula que 23 millones de afganos enfrentan una hambruna provocada por años de guerra, sequías y pobreza.