Los peligros detrás de un lindo bronceado
Laura De Stefano.- Muchas veces por lucir un buen bronceado nos exponemos al sol sin medir las consecuencias a largo plazo. Si a ello sumamos los químicos, derivados de hidrocarburos o cualquier producto que altere el ADN de la célula, entonces se podría decir que estamos potencialmente propensos a desarrollar cáncer en la piel.
La enfermedad aparece cuando la piel pierde la capacidad de reparar los años, originando así una degeneración de las células que le impide cumplir con su ciclo normal de desarrollo.
La mayoría de los cánceres en la piel son curables si se atienden con prontitud. No obstante, hay lesiones como el melanoma maligno que pueden matar a una persona en dos meses. Por eso cuando aparecen las primeras lesiones, en especial las pigmentadas, es recomendable visitar las clínicas de prevención de la Sociedad Anticancerosa, los centros de salud o los módulos de atención urbana y rural.
En este sentido esté atento a los lunares que pican, sangran o que varían su tamaño y volumen, y acuda de inmediato al médico para su análisis.
Esto no quiere decir que dejemos de ir a la playa o que olvidemos los beneficios del sol, tales como el mejoramiento de la circulación y la prevención del raquitismo. Si no que sigamos las medidas preventivas que recomiendan los especialistas.
Factores ambientales y hereditarios
Hay dos factores de riesgo: la predisposición hereditaria y los agentes ambientales. En nuestro caso. el factor ambiental es relevante por el hecho de vivir en un país tropical, donde los rayos del sol caen perpendicularmente y sin filtro, por el progresivo deterioro de la capa de ozono, que actúa como filtro natural.
El daño se inicia cuando esos rayos enrojecen y queman la piel provocando la aparición de arrugas prematuras y hasta quemaduras de segundo grado, cuyas señales son ampollas, hinchazón, sensación de debilidad y fatiga.
Estos efectos, que se aprecian a corto plazo, son acumulativos e irreversibles, y con el transcurso del tiempo hacen que aparezcan manchas pardas y con aspecto de cuero. En esta fase, incluso puede presentarse cáncer cutáneo.
Pero los factores ambientales y hereditarios no son los únicos que pueden causar la enfermedad; también las personas que han sufrido afecciones graves, son propensas a desarrollar tumores.
Una persona enferma o con el sistema inmunológico, cardiovascular o metabólico comprometido, no tendrá una efectiva capacidad de respuesta ante una lesión maligna. Por el contrario, si la persona posee buena salud, el daño causado por el tumor no será tan severo.
Cigarrillo y alcohol aumentan el riesgo
El cáncer de la piel no distingue sexo, edad ni clase social, cualquiera puede padecerla. Pero, hay grupos de mayor riesgo como quienes realizan trabajos al aire libre (agricultores, obreros, marineros, pescadores, salvavidas, entre otros), los que consumen alcohol y los fumadores.
¿Qué tiene que ver el cigarrillo? Pues, que como éste disminuye la oxigenación en los tejidos, la sangre se debe redistribuir hacia los órganos vitales para mantenerlos vivos, y disminuye su acción en las partes más superficiales, como la piel. La consecuencia es que las funciones de la piel no se cumplen correctamente. Además, reduce algunas coenzimas de reacciones bioquímicas y básicas.
Auyama, mango y lechoza: aliados de la piel
Los alimentos de color amarillo intenso, como la auyama, la lechosa, el mango, zanahoria y el melón son ricos en dos grandes aliados de la piel: betacaroteno y la vitamina A.
El primero ayuda a la piel a producir pigmentos que nos protegen de las quemaduras del sol. Mientras más pigmentación, más defensas naturales tiene la piel. Mientras que el segundo, tiene capacidad de renovación de los tejidos epiteliales de la piel y las mucosas y es un excelente refuerzo del sistema inmunológico.
Otra vitamina importante es la C o ácido ascórbico, presente en el limón, la naranja y mandarina, cuyas propiedades antitóxicas y antioxidantes bloquean la producción de radicales libres. Su consumo es beneficioso para pacientes con cáncer avanzado, porque permite resistir mejor el estrés que causa la enfermedad, además protege la piel y la médula ósea contra los efectos de la radioterapia.
Filtros solares y sombreros para protegernos
Como el daño producido por el sol es acumulativo e irreversible, las lesiones no se manifiestan en la primera década de nuestra vida, sino muchos años después. Por eso es recomendable que la práctica de asolearse no deba iniciarse antes de los seis meses de nacido y debe ser moderada.
Asimismo, se aconseja el uso de filtros solares, ropas que cubran áreas sensibles (hombros y pecho), protejan el rostro con sombreros de ala ancha y eviten la radiación solar entre las once de la mañana y las tres de la tarde.
Los mas comunes: En nariz, pómulos y orejas
Existen diferentes tipos de cáncer de la piel, los más comunes reciben los nombres de epiteliomas vasculares y espinocelulares, y aparecen en zonas expuestas al sol como la nariz, los pómulos y las orejas. Para combatirlos se recurre tanto a la cirugía como a la radioterapia.
Aunque ambos tipos son curables, y es muy raro que el primero de ellos haga metástasis, el segundo tipo debe atenderse a tiempo porque si puede llegar a hacer metástasis.
El más agresivo de los tumores es el melanoma maligno, el cual aparece como un lunar que cambia de color y hace metástasis en poco tiempo. Estos lunares pueden reconocerse por sus formas asimétricas y bordes irregulares y rápido aumento de tamaño.
Aunque la mayoría de los cánceres son curables,y el 90% de las lesiones no causa la muerte, las lesiones deterioran mucho la calidad de vida de las personas en el aspecto familiar, social y laboral. Porque su apariencia va mermando tanto en lo físico como en lo funcional.
Los profesionales de la salud no solo tratan la enfermedad, sino al paciente cuando les mejoran la calidad de vida para que no tengan infecciones, dolor o sangramiento.ah