Amarelys Rodríguez, amrlaverdad@gmail.com.- La desesperación de las amas de casa en busca del pollo, la carne y demás productos básicos se ha convertido en el acontecer diario, situación que viene agravándose porque desde hace varios días han retomado la pernocta en las afueras del abasto Bicentenario, en Sorocaima, Maiquetía, para asegurar la compra.
A esta situación, comentan denunciantes, se suma la figura de los bachaqueros, quienes según, están desplegados en todos los comercios como “comandos organizados” y utilizan la fuerza y generan violencia en las colas.
Antonia Louis, denuncia que salió de su trabajo y se fue en carrera para el Bicentenario y su mayor sorpresa es que ya empleados y GN aseguraban que no había pollo ni arroz, ni nada que venderle al pueblo. “No me quedé con esa, seguí en la cola cuando vi a un empleado salir con una carretilla y llevaba unas cajas tapadas, corrí y la abrí, todos confirmamos que llevaba mínimo 6 pollos, arroz, azúcar, de todo. La situación generó un malestar colectivo porque habían más de 500 personas desde el jueves en “vigilia” por los productos. Entre gritos, improperios y empujones la gente exigía su derecho a la compra y amenazaban con entrar en turba. Ante esta situación, pese a que el pueblo, clamaba por la comida, el gerente del abasto se negó a dar la cara e impidió que la prensa entrara al establecimiento.
María Linares, otra de las vecinas airada por lo que veían, denunció que siempre es igual, a “ellos no les convienen que arreglen las cavas porque ese es su gran negocio. Estamos de acuerdo que como empleados tengan derecho a acceder a los productos, pero no dejando al pueblo sin nada. Eso era un descaro total, llegaban los taxis se iban cargados y venía en otro, ante la mirada indiferente de los castrenses. Hay que poner el orden pero ya. Estamos desde las 4:00 de la mañana, aguantando sol, hambre, y nos vamos con las manos vacía porque dicen que no vana a vender, no es justo”.
Al cierre de la edición, se conoció que vecinos de la comunidad Sorocaima enardecidos por tanto descaro se fueron a los golpes con un grupo que sacaban los productos en bolsas negras por la parte de atrás del comercio.
Reyerta en Pdval de El Ejército
Similar situación sucedió en el Pdval, ubicado en la avenida El Ejército, Catia la Mar. La caza de los productos además de aumentar el estrés mantiene a la población en total zozobra porque desde que amanece, comienzan a zanquear los alimentos de un lado a otro.
Juan Martínez, Melisa Ríos y José Luis Atencio relataron que estaban vendiendo de a dos pollos por persona y pasadas las 2:00 de la tarde, no vendieron más, alegando que los 2.000 pollos que llegaron se habían terminado. Al sitio llegó Polivargas para mediar y tratar de calmar los ánimos. AMR/ep