Sí, es increíble, dieron una vuelta para quedar en el mismo sitio: duplicaron sus precios de Bs.1,50 cuando el dólar oficial estaba a 4.20, equivalentes a 35 centavos de dólar, a 3, cuando el dólar está en 8, es decir 37 centavos de dólar.
¡Subieron el pasaje 2 centavos!
Entonces, ¿por qué tanta protesta?
Lógico, porque la parte más débil de la cadena, los trabajadores, los pobres, pues, no han recibido aumento de salario, sino al contrario, se les redujo a la mitad, literalmente: de 30 en marzo a 16 dólares con 25 centavos hoy 6 de septiembre de 2022…y sigue.
O lo que es lo mismo, los mini empresarios que son dueños de una buseta, seguirán ganando igual o similar, mientras el guaireño de a pie, por igual trabajo percibirá la mitad del sueldo.
En paralelo se desmorona la salud física y mental, también el amor por el trabajo como herramienta para adquirir experiencia y seguir creciendo. Se deteriora la moral del trabajador, baja la producción y, obviamente, no se puede hablar de productividad, ni siquiera en su forma más básica.
-¿Cuánto ganas tú?, le pregunta un reportero extranjero, a un trabajador de los años del hambre ruda en la Unión Soviética, comunista, perdón por la redundancia, a comienzos de los 80’.
-Yo no puedo contestar a eso…
-Puedes hablar con confianza. Yo no diré nada, ni siquiera te he preguntado tu nombre, le medio dice el reportero en un ruso chapuceado, mientras le toca el bolsillo al trabajador de forma persuasiva.
-Muy poco, lo que paga el gobierno no alcanza ni para comer.
-Entonces, ¿por qué trabajas?
-¡Yo no trabajo! El gobierno finge que nos paga y nosotros fingimos que trabajamos.
Bueno…así ningún país avanza, no avanzan las familias, no avanzan los individuos que desaprovechan la oportunidad de pulir sus conocimientos y habilidades, aumentar su experticia y crecer como persona.
Perdón…
Pero, no es justo tanto sufrimiento, y que esta caída general no se detenga. Este país tiene todo para salir adelante, incluso con este gobierno, si cambian y entienden que pueden seguir gobernando sin tener que apretar y apretar el cuello de la gente; cambiando sus políticas económicas, agarrando los mejores negocios, los óptimos, los buenos, los regulares, para ellos, para los que son, pero abriendo fuentes de “empleo productivo”, en el sector primario, apoyando a los productores del campo; motivando a los empresarios a que inviertan en Venezuela y, por supuesto, y principalmente, a los que están en el gobierno, que inviertan en el país una quinta parte de lo que se han ganado en 23 años de gobierno, que el 2 de febrero serán 24. Eso es lo que conviene, para la tranquilidad de todos, hasta que el mundo se acabe.
¿Me siguen?
Vuelvo a la vuelta de 360 grados. Los transportistas estarán felices, cobrando igual sus 37 centavos hoy, mañana 35, 34,¿quién sabe?
Pero, seguirán orgullosos en su burbuja, felices, reyes al volante de sus naves, carcomidas por el salitre, con repuestos canibalizados. Son naves adquiridas hace 15, 20 o 30 años, agotadas, porque están trabajando desde las 5 de la mañana hasta las 5 de la tarde o 7 de la noche, 12 o 14 horas diarias, con aceite reciclado. Maratón similar se cala su verdugo, el chofer, quien se quema el alma para “llevar la comida para la casa, calentando durante 12 horas su desvencijado asiento”.
Pierden los choferes, los usuarios y pierde el gobierno que le ha fallado a su pueblo. ¿Quién gana? Nadie gana, es el juego de perder-perder. No hay justicia.
Por favor, señores del gobierno no quiten el subsidio a la gasolina y al gasoil, que es una buena forma de aliviar el sufrimiento del pueblo de ese que no avizora la justicia social prometida. Si suben los combustibles, los choferes volverán a aumentar los pasajes y toda la plata de los trabajadores y de los choferes recalará en los bolsillos sin fondo de los funcionarios estará perdida en el espacio. Rómulo Herrera