María Elena Moreno.- “Es necesario que se sinceren los precios, porque no es posible que el productor gane menos que el bachaquero y al comerciante solo le quede entre 2 y 3% por artículo, se quejan los comerciantes.
Piden al Gobierno nacional hacer una revisión general, pues lo justo del precio, debe ser para todos los actores de la cadena.
Es decir, los ingresos son los mismos mientras que los gastos no dejan de subir. El pago de nómina, bonos, mercancía y demás es muy alto, ante unos precios congelados”, dijo Juan Carlos Villarroel, gerente del Supermercado Río Mar.
Indicó que, pese a recibir grandes cantidades de productos, las ganancias no alcanzan y en ocasiones se invierten en reparaciones de los destrozos que dejan al final del día las prolongadas colas.
“Dañan desde santamarías hasta alumbrado. Eso nadie lo ve, las colas nos dejan mucho estrés, pues hasta hay que poner a trabajar a todo el personal en función de esos rubros. Además, los gastos en logística son muy altos. No podemos seguir así”.
En la cadena de comercialización apareció un nuevo actor hace algunos meses: el bachaquero. Éste logra sacar ganancias superiores al 800% en cada uno de los artículos, mientras que el comerciante, con su porcentaje mínimo, sólo logra reunir para reponer los rollos para facturas, bandejas para charcutería o unas cuantas bobinas de envoplast.
“No podríamos depender de sólo esos artículos para pagar todos los gastos. Ahora, con los ajustes de sueldo y bono de alimentación es aún más fuerte. Debe haber un equilibrio”.
Supermercados de Catia la Mar reducen nómina
En algunos supermercados de Catia la Mar se ha podido conocer que han evaluado reducir la nómina, sobre todo en el caso de los pasilleros y carniceros.
Los encargados explican que las bajas ventas que hay, debido a la escasez, hace que muchos trabajadores sólo estén cumpliendo horario.
Cada vez llega menos mercancía que organizar en los anaqueles, mientras que los especulativos precios de la carne y el pollo los han ido sacando de las neveras de los supermercados. Las salas de corte lucen desoladas, por lo que nóminas extensas no hacen falta. Algunos abastos más pequeños no han descartado la posibilidad de convertirse en establecimientos netamente familiares. /MEM/ar