Genera riquezas, paga impuestos y es agente de retención. Produce alimentos de calidad y hasta bebidas “refrescantes”, Lorenzo Mendoza quien es uno de los pocos grandes empresarios que aún viven en nuestro país, es ejemplo de buena gerencia y compromiso con la patria.
Sus aportes al fomento de la actividad deportiva y cultural, sus obras sociales, son contribuciones al desarrollo de Venezuela hechos con eficiencia. Escribo estas líneas porque aprendí a apreciar “al ingeniero” como le llaman sus empleados, en un punto intermedio entre Lorenzo y Mendoza, a través de mi propio sobrino Henry Herrera quien trabaja para Empresas Polar, en Valencia, tiene un buen sueldo y le construyeron su casa como a miles de trabajadores. El habla con admiración del empresario y asegura que es un sentimiento generalizado. Y esa es una gran colaboración al Gobierno: la generación de empleo, con todo lo que significa en alivio de la carga social del Estado, en calidad de vida y, repito, generación de riqueza.
Todo esto el presidente Nicolás Maduro lo sabe mejor que yo, porque incluso compite con él en la producción de harinas de maíz, Mendoza con PAN y Maduro con JUANA y otras, aceites comestibles, etc. Seguramente se chequean mutuamente, pero ya es tiempo de que el Gobierno reconozca el aporte de Lorenzo Mendoza, y de todos los empresarios, se reúna con él, acuerden lo que tengan que acordar y cese esa lucha que envía un mensaje que espanta a los inversionistas del mundo, con grave prejuicio para todos los venezolanos.
Todas las empresas públicas son públicas, administradas por funcionarios cuya capacidad se ve mediatizada por la temporalidad de sus cargos, pero todas las empresas privadas también son públicas en tanto que pagan impuestos y generan empleos que impulsan el consumo que, a su vez, siguen generando ingresos para el tesoro público nacional./ Rómulo Herrera