Ubicada al norte de Rusia, dentro del círculo polar ártico, ronda los -30ºC en invierno.
El líder opositor ruso Alexéi Navalni murió en extrañas circunstancias en una prisión de Siberia donde cumplía una condena de 19 años por «extremismo y traición». Según el servicio penitenciario, el disidente comenzó a sentirse mal tras una caminata y perdió el conocimiento.
Ocurrió al norte del círculo polar ártico, a casi 2.000 kilómetros de su ciudad natal, en una de las prisiones más septentrionales del mundo, la IK-3, también conocida como ‘Lobo Polar’.
El ‘Lobo Polar’ es una prisión de régimen excepcional, un tipo de cárcel donde se encuentran los prisioneros más peligrosos, los condenados a cadena perpetua o aquellos cuya pena de muerte ha sido conmutada por cadena perpetua. La cárcel se encuentra en el municipio Kharp, al norte de Rusia, donde las temperaturas, en estos momentos, rondan los -30ºC.
Construida en 1961, formaba parte del sistema penal de los gulags, aquellos campos de trabajos forzados donde la extinta URSS mandaba a opositores políticos y presos comunes. Esta prisión era el gulag 501 y conserva algunas características “que se remontan a la era estalinista”, según explica Emilia Koustova, profesora de la Universidad de Estrasburgo a France 24. Uno de los elementos que perduran es el empleo del clima “como herramienta de represión”.
Al encontrarse al norte del círculo polar ártico, solo tiene seis meses de luz al año y en verano es usual recibir picaduras de mosquitos y moscas de la arena que pueden desarrollar ampollas y protuberancias rojas, a veces, pueden causar una ulceración en la piel, según explica al medio citado Marc Élie, investigador de historia de la Unión Soviética en el Centro de Estudios Rusos, Caucásicos y Centroeuropeos (Cercec) en Francia.
En el mes de enero, Navalni denunció que tenía que levantarse a las 6:30 de la mañana horas para poder disfrutar de unos pocos rayos de sol, con temperaturas de -31ºC.
El ‘Lobo Polar’ es un lugar muy aislado. Según Koustova, al mandar a un recluso tan lejos se intenta “cortar los lazos entre los prisioneros y sus seres queridos”. Navalni fue enviado allí desde una prisión de la región de Vladímir, cerca de la capital rusa. Durante varias semanas, el servicio penitenciario de Rusia y el Kremlin se negaron a dar explicaciones del paradero del disidente, que en ese momento se encontraba de camino a su nueva cárcel de Siberia.
“Me dan dos tazas de agua hirviendo y dos trozos de pan asqueroso. Quisiera beber esta agua con normalidad y comer este pan. Tengo 10 minutos para comer. Y me veo obligado a tragar el agua hirviendo”, señaló Navalni al declarar de forma telemática en un tribunal a principios de enero.