Debido a un variado número de irregularidades que van contra la Ley de Convivencia Ciudadana, el presidente del Terminal Terrestre del Catia la Mar, Juan Carlos Fidalgo, puso “mano dura” a la licorería Roybet y exigió el encargado del establecimiento habilitar un baño para sus clientes.
“Es una falta de respeto lo que allí se ve, además la cercanía del establecimiento afecta la imagen del terminal. Aquí estamos trabajando por un servicio de calidad y eso implica cuidar cada detalle”.
Aunque Fidalgo no denunció a los dueños de la licorería por las faltas al decoro y a la decencia que se han estado suscitando, sí estableció un acuerdo donde se debía cumplir con la creación de un espacio cerrado y acorde para cubrir las necesidades de su clientela, sin afectar el buen funcionamiento del terminal de transporte.
Explicó que la idea no es perjudicar a los inversionistas, sino hacerlos invitarlos a que tomen conciencia de que todos los servicios que se presten en el estado tienen que ser óptimos para el público. MN/jd