Finalizados los Juegos de Tokio, París 2024 toma el relevo de la llama olímpica, pero las miradas apuntan antes a la próxima gran competencia internacional, el Mundial de Qatar 2022, con una doble problemática: la incertidumbre por el covid y la imagen degradada del emirato.
Es imposible saber cuál será el estado de la pandemia en poco más de un año, en el momento de la disputa de este primer Mundial en Oriente Medio, pero algo está claro: al contrario de los Juegos de Tokio, que tuvieron lugar sin público, los organizadores qataríes prometen estadios llenos.
Podría ser la primera vez en un gran evento deportivo en la era covid, si los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín tuviesen lugar asimismo a puerta cerrada en febrero de 2022, como sugirió un responsable del Comité Olímpico Internacional.
Los últimos meses, Qatar ha organizado varios eventos deportivos, aunque de menor importancia. Recientemente fue centro de vacunación para los deportistas olímpicos que acudieron a Tokio. Acogió asimismo al equipo de refugiados que participó en la cita olímpica. Y se ha comprometido a lograr un millón de dosis para los aficionados no vacunados.
A día de hoy, el pequeño país se halla en obras de construcción de las sedes sin mayores retrasos, pero la construcción de los estadios y otras infraestructuras ha suscitado críticas recurrentes sobre violaciones de derechos humanos hacia miles de obreros llegados de África y Asia.