De las Américas a India, pasando por Europa y África, miles de curiosos se deleitaron la madrugada de hoy con el espectáculo de la “superluna de sangre”, fruto de un eclipse total que tiñó de rojo al satélite.
Durante algo más de una hora, disfrutaron del espectáculo excepcional de una luna especialmente voluminosa y brillante, teñida de rojo sangre. El espectáculo fue visible desde las Américas, Europa, África, Asia occidental y el Pacífico oriental.
La “superluna de sangre” fue fruto de la conjunción inusual de dos fenómenos astronómicos, que no se repetirá hasta 2033.
En las primeras horas del lunes, la luna se encontró en su perigeo, el punto más cercano a la Tierra. Su luminosidad era por ello un 30% mayor, y se veía un 14% más grande.
Además, la Tierra quedó perfectamente alineada con la luna y el sol, lo que privó al satélite de la luz que recibe del astro rey y que le da su habitual color blanco.
Sin embargo, algunos rayos, desviados por la atmósfera de la Tierra, siguieron iluminando la luna, produciendo sobre ella una curiosa luz roja.
En imágenes tomadas desde Colombia, Argentina, Francia y Estados Unidos, puede verse la progresión del eclipse lunar, que terminó tiñendo el satélite de rojo sangre.
En Brooklyn, Nueva York, una muchedumbre se concentró en plazas y aceras con los ojos al cielo, para tratar de captar el espectáculo con sus smartphones.
Los neoyorquinos disfrutaron de un cielo claro, pero en otras ciudades de Estados Unidos, como Washington, las nubes estropearon el espectáculo.
El fenómeno no fue visible en ninguna de las grandes ciudades de India, aunque en el noreste del país, los amantes de la astronomía, equipados de telescopios, pudieron disfrutar del espectáculo.
El rojo sangre del astro lunar hizo incluso temer la llegada del Apocalipsis a algunos adeptos de la Iglesia mormona, lo que obligó a ésta a publicar un comunicado para tranquilizar a sus fieles.
Para las personas de menos de 33 años fue la primera ocasión de ver una “superluna de sangre”.
La última combinación de un eclipse lunar y de una super luna se remonta a 1982, según la Nasa, y la próxima no se producirá hasta el año 2033.
El acontecimiento tiene también su interés científico.
En tiempo normal, en un ciclo de 24 días, la temperatura de la luna oscila entre +121 grados celsius y -115 grados celsius, dependiendo de su exposición al sol.
Esas variaciones permiten a los investigadores estudiar la composición de la corteza lunar, ya que las rocas se calientan y se enfrían más lentamente que las zonas cubiertas de polvo.
Sin embargo, la madrugada del lunes la temperatura de la luna evolucionó mucho más rápido, lo que ha permitido a los científicos hacer observaciones más detalladas de la superficie lunar.