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La población juvenil también es propensa a sufrir depresión

*Aunque cueste creerlo, existe un número considerable de casos, que por motivos emocionales, personales, sociales o familiares atraviesan por fases depresivas

Mariela Negrín – La depresión es un trastorno que en la actualidad es vivido en silencio por muchos, ya que a pesar de ser un tema mencionado en todos los estratos sociales, es difícil de reconocer, debido a que los padecimientos experimentados pueden pasar desapercibidos y tomados como emociones cotidianas.

Pese a que se escucha mayormente sobre personas adultas atravesando esta “enfermedad”, la población juvenil también es propensa a sufrir las patologías. Aunque cueste creerlo, existe un número considerable de casos, sea por sucesos perturbadores, como la muerte de un amigo o pariente, la ruptura con una novia o novio, la separación de un padre por desaparición física o divorcio, el impacto al despertar a la vida adulta, dificultades en el desarrollo personal y profesional, el alto nivel de hormonas en la sangre o traumas emocionales traídos de la niñez, experimentan cuadros depresivos por mayor o menor período de tiempo.

Los jóvenes que tienen baja autoestima, que son muy autocríticos y sienten poco control sobre los acontecimientos negativos, también pueden llegar a vivir este padecimiento. De igual forma, quienes viven agresión o acoso en la escuela o en otra parte, aquellos que ha sido víctimas del abuso o maltrato infantil, tanto físico como sexual, quienes experimentan falta de destrezas sociales, dificultades de aprendizaje e inconformidad física tienen tendencia a la depresión.

Etapas de la adolescencia y posibles causa de depresión

Según Wilmar Echarri, psicólogo escolar, los cuadros depresivos en adolescentes pueden presentarse en tres etapas. La primera de ellas, es la preadolescencia, que constituye el período entre 11 y 14 años, donde los niños y niñas se encuentran en una fase de cambios biológicos y físicos, que les genera decaimiento y confusión.

La adolescencia, que se vive entre los 14 y 16 años, donde la búsqueda de grupos y personas catalogadas como iguales es fundamental para el desarrollo del joven, es la etapa donde al verse rechazados o fuera de lugar dentro de los grupos sociales, tienden a vivir cierta actitud depresiva.

Entre los 16 y 18 años se vive la última etapa de la adolescencia, denominada post-adolescencia o pre-adultez, donde las metas académicas, el discernimiento de los objetivos profesionales, y la independencia personal y económica conllevan al cuestionamiento de los valores, deseos y métodos para alcanzar los objetivos.

Apoyo de los padres en etapas iniciales

En las dos primeras etapas, es fundamental el apoyo y la presencia de los padres, para evitar y superar la depresión, en opinión de Echarri. El manejo del código lingüístico, donde sepan las palabras o expresiones que sus hijos usan, es importante para generar empatía entre ellos.

De la misma manera, es importante la exaltación de modelos prestigiosos positivos, dentro y fuera del entorno familiar, que permitan al joven ubicar en una persona allegada características eficaces para lograr el éxito.

Depresión en la post-adolescencia

En la sociedad venezolana, hay características especificas que generan depresión, particularmente en la post-adolescencia. Las limitantes económicas del país, la crisis de transporte, vivienda y alimentación, más las dificultades para alcanzar las metas profesionales, son algunas  de ellas.

Para lidiar con la depresión en esta última etapa, es necesario, según Echarri, la búsqueda de situaciones agradables y placenteras, que permitan a la persona visualidad la realidad desde un punto de vista optimista y esperanzador, como las relaciones grupales, donde los adolecentes que se aproximan a la adultez conectan con otros, que también viven problemática iguales.

Aconseja a los padres estar atentos ante las situaciones y características afectivas que presentan sus hijos, involucrarse amigablemente e ir haciendo seguimiento. Si aún involucrándose y apoyando al joven durante la fase de desánimo, sigue padeciendo, por un período mayor a dos meses, actitudes depresivas, es necesaria la intervención de un especialista, como un psicólogo o  un psiquiatra, si el caso es de mayor gravedad. /ep

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