Tras dos días en los que se han podido escuchar los discursos de 117 de sus 193 países miembros, la Asamblea General extraordinaria de la ONU ha votado una resolución de condena de la invasión rusa de Ucrania que insta a Moscú a retirarse inmediatamente y sin condiciones del país vecino.
La iniciativa obtuvo 141 votos a favor, cinco en contra (Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Rusia y Siria) y 35 abstenciones (los otros 12 países, entre ellos Venezuela, no asistieron a la sesión) y, aunque no tiene carácter vinculante, muestra el total aislamiento de Rusia en la comunidad internacional. La decisión de celebrar esta sesión extraordinaria del plenario de la organización -la número 11 en toda su historia y la primera desde 1982, tras la invasión de los Altos del Golán- fue la manera de superar el veto de Rusia a una resolución similar en el Consejo de Seguridad, órgano ejecutivo de la ONU.
El texto adoptado es una condena en duros términos (aunque utiliza la palabra “deplora”) de “la agresión de Rusia contra Ucrania” y una muestra del compromiso “con la soberanía, la independencia, la unidad y la integridad territorial de Ucrania, incluidas sus aguas territoriales”.
La resolución exige que Rusia “deje inmediatamente de recurrir al uso de la fuerza contra Ucrania” y “retire inmediata, completamente y sin condiciones todas sus fuerzas militares”. También deplora la alerta nuclear declarada por el presidente Vladímir Putin.
Aunque la resolución adoptada por la Asamblea no sea ejecutiva, sí cartografía la postura de la comunidad internacional con respecto a la invasión y, sobre todo, a Rusia, “donde un dictador europeo quiere restaurar la antigua gloria del pasado”, en palabras de la embajadora de EE UU ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, que subrayó que Rusia se está preparando para “incrementar la brutalidad” de su ofensiva contra Ucrania.
Cerró el turno de oradores el embajador ucraniano, Sergii Kislitsia, que no ahorró detalles al describir la barbarie que sufre su país, como el bombardeo de zonas residenciales o del memorial del Holocausto de Babi Yar, en Kiev.
“El objetivo de Rusia no es solo la ocupación, sino el genocidio” de los ucranianos, aseguró.
“Es muy fácil firmar la Carta de la ONU en tiempos de paz. Pero es nuestro deber confirmarla e implementarla en tiempos de guerra. Por favor, respeten la Carta de la ONU, respeten a su secretario general”, instó entre aplausos Kislitsia, que agradeció a los Estados miembros la acogida de refugiados.
La primera réplica fue la de su homólogo ruso, Vasili Nebenzia, desde su asiento, sin subir al atril de los oradores. Nebenzia repitió el argumentario del Kremlin: “La negativa a apoyar el proyecto de resolución de hoy es un voto a favor de una Ucrania pacífica y libre de radicalismo y neonazismo”.
Lo siguieron los representantes de Serbia y Siria. El primero dio la sorpresa al anunciar el apoyo de su país, tradicional aliado de Rusia, a la resolución “y a la integridad territorial de los Estados miembros”, una clara alusión al contencioso con Kosovo. El embajador de Siria calificó la resolución de “propaganda política” e “hipocresía” que “interfiere en los asuntos internos de un país”, y anunció su voto en contra.
Para ser adoptada, la resolución, impulsada por los países de la Unión Europea en coordinación con el Gobierno de Kiev, debía alcanzar dos tercios de los votos favorables.
El resultado, de un claro significado político y simbólico sobre el alcance del aislamiento global de Rusia, no ha sido una sorpresa, aunque hasta última hora se dudó de la decisión de los países no occidentales, muchos de ellos con una larga tradición de no alineamiento, heredada precisamente de la política de bloques en la Guerra Fría.
El mundo árabe mantuvo un perfil bajo en los discursos con la excepción de Kuwait, que fue invadido en 1990 por su vecino Irak y condenó en duros términos la ofensiva rusa. Emiratos Árabes Unidos, que el viernes se abstuvo en la votación del Consejo de Seguridad, votó hoy a favor de la resolución.
La mayoría de los países de África y América Latina secundaron la iniciativa, mientras los dos grandes gigantes de Asia, China y la India, optaban por la abstención. China fue uno de los tres países que se abstuvo en la votación de la resolución fallida del Consejo de Seguridad celebrada el viernes, mientras la India, dependiente de Moscú en ayuda militar, reiteró su equidistancia. (Tomado de El País de España, editado por La Verdad)