De manos atadas y sin dinero se encuentran los choferes de la ruta Carayaca-Tarma, cuyos motores se fundieron y no los pueden reparar.
“Las mitad de la flota está fuera de servicio. ¿Quién pude reparar la avería de un motor con ese pasaje a Bs.10.000?”, cuestiona Jonathan Bello, fiscal de la ruta.
Agrega que las 8 unidades que quedan operativas también están presentando fallas y temen que se agudicen y terminen como el resto. “Necesitamos que el Ministerio de Transporte en conjunto con la Gobernación y Alcaldía nos ayuden”.
Reitera que están trabajando con cauchos lisos y fallas en los motores. “A los buses se los come poco a poco el salitre y no podemos parar esta situación”.
“Son más de 200 familias las que se quedarían sin transporte y el trecho desde Virgen de Fátima hasta Tarma es bastante inclinado”.
La situación con el combustible juega en su contra
Agustín Fernández, chofer de la ruta, asegura que la nueva modalidad de abastecimiento subsidiado no es la apropiada. “Cada dos días eligen a dos buses para colocarles combustible. Aquel que no quede seleccionado corre el riesgo de parar su servicio, ya que estos buses viejos por cada viaje consumen bastante combustible”.
Por tal motivo, pide que se aplique otro sistema de abastecimiento, ya que si no tienen gasolina suficiente se convierte en un día perdido para el chofer. RR/jd