Sí, empleo para que haya consumo, consumo para que se reactive la economía y se generen más empleos generadores de riqueza y estabilidad social, sin necesidad de la represión y sin la angustia de gobernar un país minado por el descontento.
Generar empleos para los cientos de millones de chinos que literalmente morían de hambre en China, en el año 1976, fue lo que se propuso el reformista Deng Xiaoping, con su política de apertura de la economía, creando las Zonas Económicas Especiales: Shenzhen, en el delta del río de las Perlas, Zhuhai, Shantou y Xiamen, en las cuales los empresarios gozaban de libertad de contratación de personal y la total liberación de impuestos locales, regionales y nacionales.
Así empezó el China a salir de la crisis, gracias al nuevo liderazgo reformista, secundado por los que no lo eran, pero sabían que había que buscar opciones y reconstruir a la China devastada por el socialismo de Mao Zedong, hace apenas 43 años.
Los empleos que se empezaron a generar no eran estables ni bien pagados, pero para los chinos era eso o estar condenado a emigrar o morir de hambre.
Ese es el ejemplo que se debe seguir en un país normal, para mejora y tranquilidad de todos.
Generando empleos y riquezas, recuperando el golpeado orgullo chino, fue como Xiaoping se mantuvo en el poder desde 1976 hasta 1989, cuando transfirió el poder porque quiso y a quien quiso.
Quienes hoy gobiernan a Venezuela tienen que estar claros: El desempleo es el mal que todo lo devora, porque la falta de capacidad de compra paraliza todo: No hay quien compre, no hay quien venda, y los que producen dejan de hacerlo, pues sus productos se les pudren.
Perdón, esto lo saben ustedes, los que gobiernan, mejor que nadie.
Entonces, ¿cuál es el punto?
Eso de dedicar 10.000 millones de dólares del presupuesto 2022 de 13.000 millones de dólares, es decir 77% para la política asistencialista es como demasiado, porque no resuelve el problema del hambre generalizada, no apacigua el descontento y nos condena a casi todos a la miseria. Esto no es como para sentirse orgullosos. Hay que reorientar la política económica, seguir el ejemplo que llevó a China a ser hoy la segunda potencia económica del mundo.
Ustedes pueden crear la Zona Económica Especial de La Guaira, una sola en el país, y seguro que luego las extenderán a toda la zona costera, como hizo Deng luego de comprobar sus enormes beneficios. Por supuesto que los primeros que invirtieron fueron los propios amigos del gobierno, luego llevaron los inversores extranjeros y finalmente más de 800 millones de chinos salieron de la pobreza, ingresaron a la clase media y hoy ponen a girar la rueda del desarrollo en su nuevo y orgulloso país.
Ojo, Deng no buscaba votos, no los necesitaba, pero sí tenía orgullo y quería poner a China en el sitial que él pensaba que debía estar.
Le abrió oportunidades de formación para el trabajo, de emplearse en las maquilas, de participar en la fabricación masiva de productos con base en tecnología pirateada, hasta llegar a hoy, cuando crean su propia tecnología y fabrican mejores productos.
Educación y trabajo
El argentino Gabriel Sánchez lanzó un libro donde propone cambios en las políticas para dar empleo de calidad a la gran mayoría, porque más de la mitad de la gente económicamente activa se dedica a la economía informal en América Latina.
“La mayoría de esos desempleados no terminaron la escuela secundaria, algunos ni siquiera terminaron la primaria, por lo que se les dificulta la inserción en el mercado laboral”. La pandemia aceleró los problemas de los informales y de la gente con menos formación.
Sostiene Sánchez que los cambios tecnológicos generan oportunidades para los que están mejor formados, pero limita para los que tienen menos capacidades y habilidades, “porque todos esos cambios exigen que tengas habilidades para manejar una computadora o por lo menos tener y saber sacarle provecho a un celular”.
El gobierno debe tratar de establecer una vinculación entre la educación y el trabajo, pero es universalmente sabido que el trabajo es también aprendizaje, consolidación de lo aprendido, porque “la mejor forma de educarse es el trabajo, no necesariamente la formación técnica o profesional”, afirma Sánchez.
Los gobiernos deben crear las condiciones de seguridad jurídica y apoyo para que la empresa privada invierta y reactive el empleo, sin menoscabo de las inversiones que haga el gobierno en creación y reactivación de las empresas estatales que han quebrado.
La exportación de 300 toneladas de café a Cuba son una gran noticia, pero el déficit de producción nacional es alto y hay un mercado inmenso para quienes quieran invertir en producir para el mercado interno.
Recuerden señores del gobierno: la mejor política social es la generación de empleos.
Y no tienen porqué abandonar su política de donación de comida, que podemos producir en las fértiles tierras de Carayaca y Caruao, o en nuestro inmenso mar.