La familia: Cuna de tradiciones y fe

Es fundamental recordar que la familia sigue siendo el terreno fértil donde se cultivan las normas, los valores, pero también las tradiciones y la fe. Es posible afirmar que la familia representa mucho más que un núcleo de convivencia: es la primera escuela emocional, moral y espiritual del ser humano.

A propósito de la festividad de San Juan, esta reflexión cobra un matiz especial, pues esta celebración, tan arraigada en nuestras comunidades católicas, se convierte en símbolo vivo de cómo las tradiciones y la fe se entrelazan con la vida familiar.

San Juan es un santo protector y milagroso, primo de Nuestro Señor Jesucristo y en quien los venezolanos católicos ponemos nuestra fe y nuestra confianza. Es un sincretismo y una tradición que ha pasado de generación en generación.

En una oportunidad escuché decir a un sacerdote la importancia de las festividades religiosas en las comunidades para mantener viva la fe del católico, imagínense lo importante que es dentro del núcleo familiar, donde se construyen los cimientos del comportamiento social, la identidad cultural y la conexión con la trascendencia.

Vimos ayer muchos niños bailar San Juan, eso lo aprendieron de sus padres. La infancia es el momento para arraigar las tradiciones. La familia, en su rol pedagógico y afectivo, modela el respeto, la empatía, la solidaridad y la responsabilidad.

Estos valores, más que instrucciones externas, se interiorizan a través de la observación y la vivencia. Cuando los padres practican lo que predican, los niños no solo aprenden qué hacer, sino también el porqué lo están haciendo.

Las tradiciones actúan como puentes entre generaciones. Al celebrar fiestas como la de San Juan, las familias no solo reviven ritos antiguos, sino que generan un sentido de pertenencia que refuerza la cohesión familiar.

Estas celebraciones fomentan la identidad y la memoria colectiva, algo fundamental en el desarrollo emocional de los hijos. Saber que uno forma parte de una historia mayor aporta seguridad y autoestima.

En cuanto a la fe, la psicología reconoce su papel como recurso de contención emocional. La espiritualidad familiar brinda un marco de significado ante la incertidumbre y un refugio en los momentos difíciles.

Celebrar a San Juan permite a las familias compartir plegarias, agradecer por la vida y renovar la esperanza. La fe no solo se transmite, se vive, y esta vivencia, arraigada en el hogar, fortalece el vínculo entre sus miembros.JD