Primero fue la eliminación de las Escuelas Bolivarianas, segundo los despidos a quienes protestaron para exigir la mejora salarial y tercero la Ley de Participación Estudiantil.
No es la discusión y aprobación de la III Convención Colectiva, sino todo lo contrario: la continuación de las desmejoras a la peor remunerada de las profesiones en el país. «La lucha sigue”, a pesar de todo.
Pero, este es también un golpe bajo a las generaciones del futuro.
“Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, repetiría Simón Bolívar.
Sin embargo, aquí entre nosotros, ¿quién quiere ser educador con sueldos que son “una miserableza”?, como diría mi bella Columba. Es más esto desmotiva a los propios bachilleres con vocación docente. Vean estos sueldos:
Docente I: Bs.330 equivalen a $14
Docente VI: Bs.451, $19.
Profesor titular a dedicación exclusiva en una universidad: Bs.522, o sea $21,55.
Lo que gana un educador I en un mes se lo gana un obrero raso en un día en Ecuador: $15, y lo que devenga un docente VI, en un mes, es menos de lo que gana el que limpia las calles en Chile: $19,62 diarios. Una obrera gana $20 diarios en Costa Rica. Un profesor titular a dedicación exclusiva en una universidad pública, gana $1.50 más, pero tiene que trabajar un mes.
Con razón tanta deserción en el sector educativo, pero los que quedan luchan por sus vidas, más por vocación que por el salario. Debo aclarar que con esta crisis económica profunda, tener algo seguro, aunque poquito, es mejor que no tener nada, digo.
¿Tú que piensas? ¿Se animarán los jóvenes convertidos en educadores en un tris, a preparar materia y dar clases por el sueldo para los bachilleres? ¿Bs.265, $11, mensuales al cambio oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) que nadie respeta, motivarán a los muchachos?
Son 55 centavos de dólar por día laborado, apenas.
¡La mitad se iría en pasaje!…si el busetero no fracciona la ruta.
No hay justicia, bachiller Mujiquita. Perdón, por alguna razón me vino a la mente el personaje de Doña Bárbara.
Total que lo que debería ser la prioridad para el gobierno revolucionario y bolivariano, la educación, con este tercer golpe empeora.
Pensar que Simón Bolívar y José Martí, tan admirados por el oficialismo revolucionario, valoraban en grado sumo a la educación, como herramienta de la transformación de los pueblos del ascenso y la justicia social.
“Usted. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló. Ud. fue mi piloto aunque sentado sobre una de las playas de Europa. No puede Ud. figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Ud. me ha dado; no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha regalado. Siempre presentes a mis ojos intelectuales las he seguido como guías infalibles”, le escribiría el Libertador a su respetado maestro Simón Rodríguez.
Pero, en la actualidad serían los educadores lo que escribirían a su Ministra de Educación Yelitze Santaella, y parodiando la prosa de Simón Bolívar, con todo respeto, expresarían:
«Usted destrozó mi corazón, con sueldos de hambre, muy molestoso. ¡Cosa más grande!.
Eran otros tiempos, sin duda. Hoy la educación está mal, afectada en su base esencial: los que se forman por vocación para transmitir conocimientos, como Simón Rodríguez, Andrés Bello, son marginados, son el lumpenproletario, coincidirían Marx y Engels, si estuvieran entre nosotros.
Qué diría el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, mi admirado revolucionario de la educación venezolana, el más grande. El Presidente que merecíamos, pero no tuvimos. El gran transformador de la educación. Un auténtico Revolucionario.
¡Dios ilumina a los poderosos para que ya no haya más salarios de hambre y sufrimiento en Venezuela!
Rómulo Herrera