Juan Vicente Torrealba se enrumba a buscar su Grammy
*Será el artista más longevo en recibir el galardón
Juan Vicente Torrealba se prepara para viajar a Las Vegas a recibir un premio especial como parte de las celebraciones del Latin Grammy: El Premio del Consejo Directivo. A sus 97 años, el más notorio de los arpistas de Venezuela es la persona más longeva que la Academia Latina de la Grabación haya agasajado.
«El Consejo Directivo de la Academia Latina de la Grabación se reúne cada año para discutir y votar cierta cantidad de nombres que se encuentran en una lista especial… y el nombre de Juan Vicente Torrealba fue elegido unánimemente por miembros del comité ejecutivo», dijo Gabriel Abaroa Jr., presidente de la Academia.
«La elección se realiza después de ponderar las aportaciones de los premiados a la música latinoamericana, ya sea arriba de un escenario o tras bambalinas, por sus composiciones, arreglos o acciones que contribuyan a difundir la música», añadió.
En una entrevista concedida en su casa, en la que solicitó no ser grabado, Torrealba manifestó que se sentía honrado por el reconocimiento.
Dijo que éste premio, junto con el Doctorado Honoris Causa que le otorgó en septiembre la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, lo han hecho sentirse «resucitado», pues, gracias a ellos, han vuelto a solicitarle entrevistas y a darle un lugar en la opinión pública. Piensa que el venezolano suele dar más valor a todo lo que viene del exterior, desmereciendo la belleza del talento local.
El maestro recibirá el galardón el 19 de noviembre, el día previo a los Latin Grammy, junto con el ejecutivo de la industria musical y autor André Midani. En la misma ceremonia, que se llevará a cabo en el Hollywood Theatre del MGM Grand Hotel and Casino, también serán reconocidos Willy Chirinos, César Costa, Carlos Do Carmo, el Dúo Dinámico, Los Lobos, Valeria Lynch y Ney Matogrosso con el Premio a la Excelencia Musical.
En el panorama de la música universal, Torrealba ha contribuido con más de 100 producciones discográficas y más de 300 canciones compuestas, muchas de ellas reconocidas como himnos populares en varios países.
«Concierto en la llanura», «La potra zaina», «Solito con las estrellas», «Sinfonía en el palmar», «Campesina» y «Rosario» son solo una muestra de su repertorio.
Se le reconoce como el creador y más grande difusor del «pasaje estilizado», un género inspirado en el típico pasaje llanero, provisto de mayor sofisticación y complejidad, con elementos de la música universal. Su agrupación Los Torrealberos es históricamente una de las más importantes y prestigiosas de la música tradicional venezolana.
Su trabajo ha trascendido la labor artística, abarcando también la promoción cultural, la investigación y difusión de la tradición venezolana y su internacionalización. También se dedicó a la producción discográfica a través del sello que él mismo creó, Discos Banco Largo. Y tras su retiro de la escena musical, a principios de los 90, incursionó en la pintura y la fotografía.
Fue nombrado patrimonio cultural de la música universal por el Gobierno del Departamento del Meta, Colombia. En Xalapa, México hay una calle, una plaza y un parque que llevan su nombre. En Paraguay, para completar la licenciatura como ejecutante del arpa, es requisito dominar la pieza «Concierto en la llanura».
«A mí me dormían con arpa»
Nacido en Caracas el 20 de febrero de 1917, Torrealba considera que la población de Camaguán, en el estado Guárico, «su pueblo». La mayor parte de su formación la vivió en las cercanías de esa región, en un hato ganadero llamado Banco Largo. Fue hombre de faenas llaneras, acostumbrado a la soledad e inmensidad de esa región.
«A mí me dormían con el sonido del arpa», recordó. «En el hato había un peón que tocaba y siempre se hacían parrandas llaneras».
Con bastante lucidez, carácter y simpatía, en un imponente sillón, rodeado de reconocimientos, contó cómo comenzó a abrirse camino en el mundo de la música en la Caracas de los años 50: «Yo llegué a una ciudad de 135.000 habitantes, muy diferente a la de hoy. El caraqueño en ese momento concebía que el (clásico de la música venezolana) ‘Alma llanera’ era fiel representante de nuestro folklore. Cuando me la pedían yo respetuosamente, pero de manera firme, les decía que nuestra agrupación era de música autóctona del llano, que ese tipo de piezas lo dejaba a las orquestas».
Su agrupación, Los Torrealberos, se fundó a partir de una grabación en la que participó su hermano Arturo Torrealba en el cuatro y su hijo Santana Torrealba, para entonces de 9 años. Confiesa que fue muy difícil calar en el público caraqueño.
«En el 52, Alejandro Hernández, admirador de mi trabajo, invitó a Los Torrealberos a realizar actuaciones los miércoles en su hacienda Rancho Pampero, donde se hacían cocteles con música venezolana, principalmente para turistas extranjeros. Cuando tocamos los pasajes con la voz refinada de Magdalena Sánchez funcionaba muy bien, pero en lo que arrancaba el golpe recio con la voz de Ángel Custodio Loyola no quedaba un solo ‘musiú’ en la sala», relató.
«Grabamos un disco de 78 revoluciones, por un lado un tema que cantaba Magdalena, por el otro Loyola. La gente compraba el disco sobre todo por Magdalena. Ahí me di cuenta que al caraqueño y al extranjero no les gusta el grito de la voz recia del llano».
Su buen olfato para llegar al público y su amplio conocimiento de las potencialidades de la música tradicional le permitieron crear y difundir un estilo único que dio la vuelta al mundo. Así se creó un estilo con particularidades estéticas bien reconocibles: una forma pulcra de ejecución del arpa, más orientado hacia la canción romántica, con influencias del bolero y la música popular del momento, donde las voces predominantes eran refinadas, colocadas y portentosas.
Grandes cantantes fueron parte del estilo torrealbero: Magdalena Sánchez, Josefina Cornieles Lares «Marisela», Mario Suárez y Héctor Cabrera son algunos de los más importantes representantes del género.
La inclusión del contrabajo como parte del formato de la agrupación es otro de sus esenciales aportes. Hoy en día todos los conjuntos de música llanera tienen bajo. «Eso sí fue bien difícil que la gente lo aceptara, decían que estaba acabando con el folklore», dijo Torrealba, cuyo legado puede sentirse en incontables melodías que se ejecutan hoy en Venezuela y otros países de Latinoamérica.