Investigadores de Harvard que abogan por la adopción de pruebas rápidas, poco precisas y baratas, pero que puedan ser replicadas masivamente entre la población, alegando que de esa manera el número de casos identificados sería mayor al actual.
Michael Mina, profesor de epidemiología en Harvard, se lanzó a hacer campaña por lo que ha llamado pruebas de mala calidad o “nulas”. La idea es romper con el modelo actual de pruebas moleculares, de alta precisión (pruebas de PCR), que todavía son de difícil acceso en algunas zonas, obligando a las personas esperar días, incluso una semana, por el resultado, debido a la saturación de los laboratorios. Esa demora es clave, ya que agrava la necesidad de aislamiento de los positivos y rastreo de contactos, alega.
El investigador propone que la Agencia de Medicamentos de Estados Unidos (FDA) autorice la comercialización de pruebas rápidas, realizadas en el hogar a partir de una tira de papel que cambia de color en apenas 15 minutos para dar el resultado.
Estas pruebas tienen baja sensibilidad dejando pasar sin detección muchos casos positivos, dando “falsos negativos”, pero para Mina y otros expertos esta estrategia sería más efectiva en términos de salud pública ya que en general el número de casos identificados será mayor al actual.