Con un sueldo desfasado, intenta sobrevivir el venezolano en tiempos de inflación y escasez. Las constantes alzas en los precios limitan su calidad de vida, que ha ido en declive. Colas de largas horas para comprar lo básico, es la realidad del ciudadano de a pie, cuyos ingresos han sido mermados, así lo expresó Eduardo Quintana.
“Malestar es lo que hay en la población, porque ni con el billete de mayor denominación logran comprar alguna comida. Nada más para adquirir la canasta alimentaria hacen falta más de cuatro salarios. Actualmente el venezolano destina todos sus ingresos a la cacería de alimentos”.
Para el mes de junio del presente año, la canasta básica se ubicó en 54.204 bolívares, según el último reporte del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cendas). Esto se traduce en casi ocho salarios mínimos para cubrir las necesidades. En un mes aumentó más de 11 mil bolívares.
Con un incremento interanual de 163,6%, la inflación se hizo presente haciéndole al venezolano difícil hasta adquirir los alimentos, que cerraron en Bs. 21.383, es decir 149,7% más en relación a junio del 2014.
Destaca que le ha tocado a muchos decidir entre comprar medicamentos o el mercado. “Los demás comercios no son visitados porque la gente tiene una sola prioridad. El movimiento comercial de compra y venta ha bajado a niveles nunca antes vistos. De paso tampoco hay un gran inventario de artículos, pues no hay importación”. /MEM/ar