Este 12 de septiembre se celebra por cuarto año consecutivo el “Arepazo Mundial”. En la programación ya se suman 60 ciudades de todo el mundo, desde Miami, pasando por Dubai y Kuala Lumpur hasta Melbourne, en Australia.
Miro Popic dedica varias páginas en su libro “Comer en Venezuela” a la arepa, titulando el apartado: En el ADN. Y tiene lógica porque de su investigación se desprende que en esta tierra comemos arepas desde hace 6 mil años, cuando “los primeros pobladores del territorio lograron domesticar el maíz”. El experto periodista explica que, según la antropología, la conquista necesitaba servirse de la lengua, la religión y la gastronomía para cohesionar al Nuevo Mundo. Heredamos el castellano y el catolicismo, pero nuestro paladar fue rebelde y por eso asegura que “la arepa es símbolo de resistencia irreductible, factor de permanencia, principio y fin de unidad”.
Hoy, en pleno apogeo de emigrantes venezolanos, la arepa sigue siendo un lugar común. Así lo percibieron, Rafael Mourad, Tony de Viveiros y Luisana La Cruz, quienes crearon VenMundo para formar una comunidad de venezolanos en el exterior, que ya sobrepasan el millón y medio. A partir de la añoranza por los sabores criollos se ha ido afianzando esta red entre los paisanos que residen en distintos continentes.
En sus orígenes la arepa se comía sola, generalmente como acompañante. La preparación ancestralno difiere de la actual: harina, agua, sal y al fuego. Pero la harina de maíz precocida, tal como la usamos hoy, salió al mercado por primera vez en 1960. Es increíble ¿verdad? Siempre me pregunto cómo pudieron vivir tantas mujeres sin píldoras anticonceptivas y harina precocida. Para mí era inimaginable, hasta ahora, cuando escasean ambas.
La arepa es versátil, tanto en sus preparaciones como en sus rellenos. La más difundida es la arepaasada, en budare, pero también se preparan fritas, hervidas y luego al horno, o envueltas en hojas de plátano.
Con el reciente auge de la gastronomía venezolana, la arepa ha sido versionada con casi todos los ingredientes posibles. Ya existen recetas de arepas de remolacha, zanahorias, hierbas, yuca, plátano, etc. Pero antes teníamos algunas arepas híbridas: como las de chicharrón, las de queso y deliciosas arepitas dulces como anís y papelón.
Los rellenos son infinitos. Basta pararse en una arepera para hacer un recuento de ellos. Van desde distintos tipos de quesoo carnes, hasta caraotas y salchichas con salsa rosada.
Muchas combinaciones tienen nombre propio. La pelúa lleva carne mechada y queso amarillo, mientras que si la pides con queso y pollo es una catira. La dominó se rellena de caraotas con queso blanco rallado, la rumbera es de pernil con queso amarillo, la sifrina de pollo con aguacate y queso amarillo, y la de pabellón reúne la caraotas con carne mechada y plátano frito. La rompecolchón se prepara con un salpicón de mariscos mientras que la arepa de perico tiene un revoltillo de huevos, cebolla y tomate. La popular reina pepiada lleva pollo mechado, aguacate, cebolla y guisantes, pero algunas loncherías la sirven con papas y zanahoria como una tradicional ensalada navideña.
Mi arepa favorita es la de queso guayanés. Sin embargo, cuando estuve embarazada de mi hija no podía parar de comer arepas -de TostyArepa- con queso en la masa, rellenas de chili con carne. Sí, es en serio. Otra cosa que es seria es la arepa de la infancia (por favor, no cuentes la arepa con servilleta pegada de la lonchera).
Mi arepa para viajar en el tiempo es blanca, pequeña, gordita y ligeramente tostada, rellena de diablito (jamón endiablado), queso rallado y acompañada con un Toddy. ¿Existe algo más confortable para un venezolano que una arepa personalizada?