Doriana León, dorianaleonlaverdad@gmail.com.- Alarmados se mantienen los trabajadores de la salud en Vargas ante los hechos de violencia desatados en los centros públicos y privados del estado en las últimas semanas. “Es preocupante la situación. Venimos a cumplir las guardias nocturnas con temor porque en el hospital solo hay personal de vigilancia, pero no disponemos de funcionarios de seguridad que puedan resguardarnos en caso de un robo, asalto o hecho violento dentro del centro”, declaró una enfermera del hospital Rafael Medina Jiménez de Pariata, quien prefirió el anonimato.
Califican como abominables los hechos registrados en el hospitalito de Catia La Mar, donde resultó herido el médico pediatra Freddy Sánchez, al ser atacado con un pico de botella por una paciente “impaciente” por recibir atención. “Estamos hablando de una situación dramática. Prácticamente venir a cubrir una guardia en un hospital del estado es similar a ir a un campo de batalla”, señalan los galenos.
Aseguran que la violencia recrudece los fines de semana, cuando ingresan mayor número de pacientes heridos por armas blancas o de fuego. “Generalmente son los familiares de los pacientes los que se tornan violentos frente a los médicos que tratan de salvarle la vida al paciente que ingresa convaleciente. Urge que se tomen medidas para fortalecer los mecanismos de resguardo y seguridad en los centros asistenciales”, señalan.
Las clínicas no se salvan
De acuerdo a información obtenida a través del gremio médico, la semana pasada se registró otro ataque a un médico varguense en la clínica Camuribe de Caraballeda. Al parecer, el acompañante de una mujer que ingresó infartada la noche del martes al centro de salud privado, atacó a un cirujano que entregaba la guardia. “La mujer entró en paro y el hombre que la acompañaba se puso violento con el médico cirujano que nada tenía que ver con el caso. Lo abordó y como no le supo dar respuesta sobre el estado de salud de la mujer, le partió la cara”.
Un “quieto” en plena sala de emergencias
Además de la violencia, el hampa común también hace de las suyas en los principales hospitales del estado. Médicos, enfermeras, bioanalistas, camilleros y aseadoras han sido víctimas del “quieto y dame todo” saliendo de sus guardias en los hospitales Periférico de Pariata, Alfredo Machado de Catia La Mar y José María Vargas de La Guaira.
«Últimamente el médico tienen que ir solamente con la bata porque hasta eso se lo roban. Aquí hemos sido despojados de estetoscopios, celulares, equipos personales de ORL y hasta documentos de identidad”, señalan.
Los galenos señalaron que es de suma importancia el refuerzo de la vigilancia nocturna en los hospitales, pues se sienten acechados por la inseguridad. “Vargas no se escapa de lo que está ocurriendo en los hospitales a nivel nacional. Queremos mayor presencia policial”.
Esperar a la intemperie y “expuestos a todo”
Los familiares de los pacientes hospitalizados, señalan que en ninguno de los centros asistenciales del estado cuentan con salas de espera. “Tenemos que aguardar por respuestas sobre el estado de salud de nuestros seres queridos a la intemperie y sin ningún tipo de resguardo”, dicen.