Según Gustavo Andrade, que tiene 20 años trabajando en un carrito de perros calientes en La Isabelica, Valencia, la escasez de gas lo ha obligado a recurrir al mercado negro para comprar gas para mantener el negocio andando, teniendo que pagar hasta 40 dólares por una bombona de 18 kilos.
Necesita al menos dos cilindros al mes, así que empieza a trabajar antes del mediodía con la esperanza de que las ventas le alcancen para cubrir los gastos. Señala que le aterra pensar quedarse sin ingresos en estos tiempos de crisis. “Cuando se me está acabando ya voy pidiendo la otra porque estar sin producir en esta situación tan ruda es desesperante”.
Al perrocalentero en ocasiones le despachan bombonas pequeñas por 20 dólares, pero cuando su proveedor se complica con la entrega, recurre a otros contactos que le cobran hasta $30 por 10kg de gas. “Entre más difícil se ponga, más se aprovechan”, reseña El Carabobeño.
Según Antero Alvarado, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), alrededor del 84% del consumo doméstico de gas en toda Venezuela se realiza a través de bombonas, y sólo el 7% de la población recibe gas metano directamente en sus hogares.
“Venezuela fabricaba 160.000 barriles de gas metano diariamente en un momento en que Pdvsa producía tres millones de barriles de petróleo por día. El gas era extraído junto con el petróleo. Pero ahora hay una sola planta productora de gas licuado del petróleo (GLP), destartalada. Con la caída de la producción no hay forma de almacenar y despachar el gas extraído para cubrir la demanda nacional”, señaló Alvarado.