Héctor L. Hernández.- La falta de medicamentos se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza para todas las personas que sufren de alguna patología, a tal punto que es alarmante como algunos centros de salud público y farmacias privadas están con los estantes vacíos por la falta de divisas y la crisis que está atravesando el país.
Así lo comentó la señora Mirna Arcia, quien se encontraba en un banco sentada al frente de las instalaciones del hospital Rafael Medina Jiménez de Pariata, esperando su turno para ser atendidas por los médicos de guardia, ya que sufre de cuadros de hipoglicemia variante.
“Es difícil cuando te diagnostican una enfermedad tan severa. Sencillamente porque no tienes el control, desconoces el tema y no sabes cuando puede bajar o subir los niveles de azúcar en tu organismo. Normalmente me complico cuando sufro emociones de tristeza, depresión y también por la falta de alimentos y pastillas”, comentó Arcia, quien presentaba inflamación de la muñeca por causa de la Chikungunya.
Arcia, de 56 años de edad, expuso que esa enfermedad complico más su proceso de recuperación, pues los dolores en las articulaciones, el malestar general y los constantes dolores de cabeza y piernas achacaban su salud.
Cerca del estacionamiento donde están las ambulancias, se encontraba su hijo, Germán Rojas Arcia, quien agregó que el país está pasando por una situación completamente crítica, a tal punto que no encuentra la forma de cómo ayudar a su madre, ya que las farmacias no tienen los medicamentos para controlar la enfermedad.
Precios por las nubes
“Son pocos los medicamentos regulados que se consiguen. Debemos de recorrer hasta cinco farmacias para buscar las pastillas. Actualmente las farmacias tienen Glucofaje, pero con el precio por las nubes, marca Bs. 895 y la caja solo tiene 10 pastillas que no alcanza ni para el mes. No contamos con los recursos, por lo que tenemos que venir constantemente a la farmacia de Pariata para que nos entreguen las pastillas”, dijo mientras tomaba de la cintura a su madre para la revista médica.
Pasado 25 minutos, efectivamente los galenos controlaron el malestar y entregaron en sus manos las pastillas a esa pequeña familia que habita en Las Salinas, parroquia Carayaca.
La señora Arcia comentó que el malestar aumenta, pues el Centro de Diagnostico Integral de Las Salinas está cerrado desde hace un año y medio.
Solo espera que Dios continúe bendiciendo su vida, pero no dejó pasar por alto el llamado a las autoridades del Gobierno para que ayuden a las personas más necesitadas y busquen la solución inmediata para facilitar divisas a los comerciantes para adquirir con facilidad los insumos. HH/ep