Unidades del Servicio Nacional de Fronteras panameño dieron este sábado con un campamento en plena selva de Darién, frontera natural entre Colombia y Panamá, en el que se vendían «ilegalmente» víveres y servicios a migrantes irregulares que cruzan esa peligrosa jungla en su viaje hacia norteamerica.
En el lugar, que se encuentra fuera de la ruta regular que siguen los migrantes una vez que cruzan la frontera, estaba habilitado para acampar, comer, disponía de botes, plantas eléctricas, neveras y de sofisticada tecnología para internet.
En la operación, ejecutada con el Ministerio Público y el Ministerio de Ambiente, se decomisaron «siete antenas satelitales Starlink, tecnología que se presume era utilizada para facilitar actividades ilícitas en la región», señaló por su parte un comunicado del Senafront.
El ente policial apuntó que este campamento «es producto de la explotación de las economías ilícitas circulares que lucran del sufrimiento y desesperación de los migrantes que son guiados por coyotes hasta este punto desde las costas del caribe».
Añade que en estos sitios proliferan «actividades delincuenciales conexas como prostitución, venta de drogas y extorsión. Promovidas y en vinculación con grupos criminales como el Clan del Golfo».
La migración irregular por la selva fronteriza está controlada por el grupo criminal colombiano Clan del Golfo, de acuerdo con las autoridades de Colombia y Panamá, constató EFE por un recorrido en la zona.