Hace 30 años se disolvió la URSS sellando la caída del socialismo en el mundo
Rómulo Herrera
“La disolución de la URSS para mí, al igual que para la mayoría de los ciudadanos, fue una tragedia”, sentenció Vladimir Putin el jueves 30 de diciembre de 2021, en su tradicional conferencia de prensa de fin de año.
Pero, por favor, presidente Putin, usted sabe que la verdadera tragedia continuada, fue que un país tan extenso y con tantas riquezas naturales, tuvo a la mayoría de su población pasando necesidades durante años, reducidos a la miseria por el fracaso de su sistema económico socialista, lo que obligó a sus líderes de los 80-90, a cambiar el rumbo y adoptar el sistema liberal de libre mercado, 5 días antes de que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cumplieran 69 años, entre el 25 y 26 de diciembre de 1991.
¿Qué pasó?
El sistema socialista no funcionó en la URSS, como tampoco había funcionado en China, que una década antes había virado al sistema económico liberal, con el ascenso al poder del reformista Deng Xiaoping, quien enfrentó y venció la hambruna que dejó Mao Tsedong, a su muerte, en el 1976.
En ambos casos hubo decenas de años de frustraciones y hasta suicidios de grandes, medianos y pequeños socialistas que no podían comprender porqué el sistema, que “es tan progresista y justo en la teoría”, no funciona en la práctica.
En el caso ruso, la peor parte la sufrieron los 300 millones de habitantes de las 15 naciones, que habían formado el bloque con la esperanza de alcanzar la superación y elevación personales y colectivas que suponía el socialismo.
Rusia llegó a disputar con Estados Unidos el puesto de primera potencia mundial y, en ese entonces, sí había razones para sustentar el orgullo de ser soviético como el lanzamiento del primer satélite artificial, Sputnik, el 4 de octubre de 1957; y casi inmediatamente lanzaron el Sputnik II, el 3 de noviembre, experimentando con la perra cosmonauta Laika, que fue el primer ser vivo en el espacio; a los 4 años, el 12 de abril de 1961, el cosmonauta Yuri Gagarín, hizo historia como el primer hombre en el espacio.
Otro logro, aunque de dudoso beneficio, fue la fabricación del fusil ultra liviano kalashnikov ak47, diseñado por Mijail Kalashnikov, el 1947.
Pero, un día el cansancio llegó y todo se derrumbó porque el sistema socialista tiene una falla de fondo: La propiedad comunitaria y la distribución igualitaria de la riqueza, en poco tiempo empieza a producir un choque con la realidad de los seres humanos.
En China, ensayos como El Gran Salto Adelante, de Tsedong, con las comunas como unidades económicas autosuficientes, que incorporan las haciendas de producción de alimentos y la industria ligera a la colectivización y el trabajo en masa, al no contemplar incentivos para los trabajadores…se van a la ruina.
Hay que reconocerlo, en Rusia y China se hicieron grandes esfuerzos, pero “el mejor sistema”…se tornó una utopía, no funcionó, entre otras cosas porque la gente se forma, trabaja y lucha por mejores ingresos, calidad de vida, crecimiento personal y familiar, o al menos cubrir sus necesidades básicas, y al no lograrlo en socialismo este deja de ser un sueño y se convierte en una pesadilla.
Es llover sobre mojado, pero esto quedó demostrado en los más grandes países socialistas: China cuando tenía 1.300 millones de hambrientos habitantes y 9 millones 596 mil kilómetros cuadrados de territorio y en la URSS, con 300 millones de habitantes y 22 millones 402 mil kilómetros cuadrados.
No, no se trata de habitantes con sus talentos y capacidades, ni de territorios inmensos con innumerables riquezas, se trata del fracaso de un sistema, pues en pequeño, en la llamada República Democrática Alemana, con 16 millones de habitantes y apenas 108.179 kilómetros cuadrados, bajo el dominio soviético desde el 7 de octubre de 1949, al igual que Corea del Norte, que sigue en eso, comprueban que el socialismo conduce a la escasez de producción, por eso el Muro de Berlín cayó el 9 de noviembre de 1989, aunque lo importante no es la caída del muro, lo trascendente es lo que realmente se confirmó: el fracaso del sistema socialista.
Y…¿cuál es el sistema que mejor funciona?
Hoy a 30 años del derrumbe de la URSS, y a 42 del arranque de las Zonas Económicas Especiales, que abrieron caminos hacia el liberalismo económico, no cabe duda de que el mejor sistema es el chino: un híbrido de capitalismo y socialismo, que Rusia aplica tímidamente con resultados económicos y sociales tangibles, a pesar de que avanza más lento que China, quizás porque, entre otras cosas, la prioridad de su presidente el ex oficial de la KGB, Vladimir Putin, es también eternizarse en el poder, pero fortaleciendo la imagen de Rusia como potencia militar, en lugar de buscar el desarrollo industrial y comercial. En esto se parece igualito a los policías, guerrilleros y militares que han llegado al poder en el mundo y especialmente en América Latina. Ejemplos sobran.
Rusia a pesar de que tiene su área de influencia en países como Siria, Kazajistán, Bielorrusia, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua, etc., no compite colocando productos elaborados, sencillamente porque no los tiene, no se ha desarrollado tecnológicamente, solo fabrica armas y es uno de los principales exportadores a Europa de petróleo y gas, con lo cual obtienen suficientes recursos para brindarle a sus nacionales oportunidades de estudiar, trabajar y crecer, que es lo mínimo que deben pedir los habitantes a su gobierno, sea democrático o no.