«La voracidad de los impuestos municipales, de la gobernación, Seniat, el cobro en los peajes y el trato preferencial que le dan las instituciones a la competencia desleal, están acabando con el sector de carga pesada formal», señala Emidio Palumbo.
«Es denigrante que el personal no use zapatos sino chancletas, se alimente mal y ande hasta con ropa rota porque no hay cómo mejorar sus ingresos. En años anteriores fuimos críticos de aquellos dueños de empresa ricos con trabajadores pobres».
Recuerda que «los dueños llegaban siempre con un carro nuevo, pero en su empresa no había ni una silla para sentarse o el escritorio en precarias condiciones, además de empleados con sueldos miserables. Eso lo rechazamos, porque no es progreso para un país. Lo más importante para una empresa es su personal y debe estar bien pagado y bien comido».
Agrega que en las actuales condiciones es imposible que el sector transporte salga adelante porque la ley no se aplica igual para todos y no hay un flete único para todo el sector.
«A los que estamos organizados y cumplimos con la ley no nos prestan atención y los que generan la anarquía gozan de privilegios».
Reitera que no hay garantía en el sector para invertir. «¿Cómo renovar una flota si compras una gandola y luego no ganas para reponer lo invertido?. Necesitamos garantías y es solo el gobierno el que tiene la última palabra. En las condiciones actuales será difícil tener disponibles gandolas en diciembre, pues solo un 15% del parque automotor está operando».
Al referirse a la apertura de la frontera con Colombia y a las limitaciones competitivas que tiene el sector, dice que «en Colombia las cámaras de transporte juegan un papel importante en esta relación comercial, porque están debidamente organizados. Esto es una garantía de que gobierno y entes organizados se enlazan para que los resultados sean beneficios para todos los sectores. En eso nos llevan mucha ventaja».LL