El expresidente peruano Alberto Fujimori, fue liberado luego de pasar 16 años en prisión, donde cumplía una condena de 25 años por dos operativos policiales donde murieron 25 personas durante su Gobierno, entre 1991 y 1992. El indulto humanitario que recibió el exmandatario, de 85 años y con distintos problemas de salud, situación que generó polémicas y repudio entre organismos de derechos humanos y los familiares de las víctimas.
Fujimori salió de su celda, ubicada en de Lima, y fue recibido por decenas de sus seguidores y por sus dos hijos, Keiko y Kenji quienes lo saludaron y lo acompañaron en una camioneta que lo esperaba en la puerta del penal.
«Agradecida a Dios porque ya era hora de que esta injusticia contra Fujimori termine. Gracias a él nuestro país esta de pie», dijo Catalina Ponce, una de las militantes que esperaba la salida de Fujimori en las afueras del penal, en medio de bailes, cánticos y carteles.
A pesar del apoyo que recibió a la salida de la cárcel, los familiares de víctimas, legisladores de izquierda y defensores de los derechos humanos, rechazaron el indulto al expresidente y consideraron que el perdón conlleva a un «grave incumplimiento» de los compromisos internacionales.
«El indulto es una vergüenza internacional«, dijo Gisela Ortiz, quien fue ministra de cultura en 2021 y cuyo hermano fue una de las víctimas de las masacres.
A pesar del pedido de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Tribunal Constitucional de Perú, la máxima autoridad judicial del país, ordenó la liberación de Fujimori por motivos humanitarios.
La Corte IDH pidió detener el indulto hasta que el organismo tenga «todos los elementos necesarios para analizar si dicha decisión cumple con las condiciones» que exige el beneficio.
En 2009, fue condenado a una pena de 25 años por «crímenes contra la humanidad» por las muertes de 25 personas en Barrios Altos y La Canuta, cuyos autores materiales fueron miembros del ejército bajo las órdenes del entonces presidente.