Desde la Federación de Trabajadores de Vargas, representada por Gustavo Núñez, denuncian que la inflación, el deterioro del poder adquisitivo y la escasez «jamás se habían vivido juntas como se están viendo ahora».
Para Núñez, los trabajadores venezolanos están atravesando por “una situación difícil».
«El salario diario es de 247,85 bolívares, pero un almuerzo en la calle puede costar hasta Bs. 400».
Asegura que el ajuste del 30% anunciado por el presidente Nicolás Maduro no va en consonancia con la realidad inflacionaria, y se debe sincerar a un 350%.
Advierte que los derechos de los trabajadores se ven vulnerados con la división que, en su opinión, enfrentan los movimientos sindicales.
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Considera que los sindicatos deben enfocarse en lograr mejoras para los trabajadores y el «trabajo productivo» del país, para que sea bien remunerado, no importando la tendencia política a la que pertenezcan.
Enfatiza además, que las fuerzas laborales «tienen que ponerse de acuerdo para establecer un estatuto que permita ejercer la libertad sindical sin interferencia del Estado». RMH/ar