“La hiperinflación hace estragos en el país. Los precios suben como la espuma y el salario mínimo se diluye como agua entre las manos. Los pensionados ya no tienen como costearse alimentos y medicinas, mientras Nicolás Maduro usa la pandemia para mantener ocupada la la atención y deja de lado las carencias que tienen a los venezolanos producto de la crisis económica”, manifiesta Federico Peña, dirigente regional de Primero Justicia.
Denuncia que ya la mayoría de la población no tiene acceso ni al 10% de la canasta básica, en la mayoría de los hogares no se consumen proteínas, pues el que no tiene empleo formal y vive de lo que produce a diario con la cuarentena ve diezmado sus esfuerzos, “el socialismo está cometiendo un genocidio en contra de los venezolanos”.
Condena que en lugar de buscar medidas que ayuden a las familias a sortear esta situación, buscan distraer al pueblo con una estafa electoral, que lo que busca es controlar el legislativo para seguir haciendo de las suyas a sus anchas, reitera que hay un sector de la población que se las ve negras con la escasez de efectivo, lo que agrava la situación de muchas personas que no tienen cuenta en el banco y no pueden acceder a los canales electrónicos, como pagar por punto de venta o por transferencia.
“Maduro se convirtió en una fábrica de pobres, el 65% de los hogares venezolanos están sumidos en la pobreza, se destruyó al bolívar, aniquiló la producción nacional, aniquiló la industria petrolera y quiere tener al pueblo viviendo de dádivas”. Señala que para colmo de males según sondeos del Parlamento Nacional más del 55% de los venezolanos está sin gasolina, la escasez de combustible golpea fuerte y en algunas regiones se hacen hasta 10 horas de cola para abastecerse.
María Lourdes Arráez