Hay alarma en todo el país porque las clínicas se aprovechan de que los hospitales públicos están saturados por la emergencia-covid-cepa brasilera y cobran tarifas aún más altas de las que ya nos tienen acostumbrados.
Las denuncias señalan que las clínicas también están llenas por la proliferación del covid, ante lo cual crearon la modalidad de atender a los pacientes en sus propias viviendas, en una habitación que aíslan, y cobran entre 1.000 y 3.000 dólares diarios, aun cuando lo que pueden hacer se limita a ensayar con algunas medicinas (con este virus tan elusivo las cosas son así) y cuando los casos eventualmente se agravan, suministran oxígeno.
Los denunciantes piden que el gobierno regule a las clínicas de acuerdo a los costos reales de estos servicios, porque muchas familias han agotado sus recursos para tratar de salvar a sus familiares, a muchos de los cuales finalmente se los lleva covid, pero dejan aquí las deudas.
El caso de los conocidos Ulises Capella, el padre, y Dave Capella, el hijo animador de TV, es emblemático: Se les agotó el seguro, se les acabaron sus ahorros, pidieron ayuda a todos sus conocidos y a los no conocidos, a través de la plataforma Gofundme, que facilita la ayuda a los necesitados, y muchos respondieron positivamente, pero hubo una respuesta inesperada: 2 humoristas venezolanos, que emigraron y viven en Miami: Alex Goncalves y Jean Mari Curro, haciéndose eco de la columna de chismes Chepa Candela, tuvieron la infeliz idea de afirmar que la solicitud de ayuda de los Capella era una estafa, que no estaban enfermos.
Esto afectó anímicamente a Dave Capella, lo deprimió, según propia confesión en su lecho de enfermo. La polémica estaba en curso cuando Covid-cepa brasilera intervino para aclarar las cosas y en una semana entre el lunes 22 y el domingo 28 de marzo, dio un mentís a los humoristas: Mató al padre Ulises Capella, primero, y al hijo, Dave Capella, después.
La acción de estos dos humoristas pone en el tapete nuestra catastrófica realidad: No hay recursos que alcancen ante la voracidad de algunos dueños de las clínicas, que esquilman a sus clientes.
Los humoristas, que conocían a los Capella, no podían creer que pidieran dinero para tratarse, porque no se ubican en la variable determinante: la especulación en las clínicas. Padre e hijo, que tenían ingresos por encima de la media nacional, quedaron en la inopia y tuvieron que recurrir a la petición pública de ayuda, a la caridad.
Ante esta descarnada realidad nosotros pedimos al gobierno, para que frene los excesos de quienes deberían limitarse a una ganancia racional, en momentos en que la demanda de servicios les está llenando los bolsillos.
Es la especulación lo que debe evitarse cuando la crisis se agrava y los que se enferman de covid, por muchos recursos que tengan, se los chupan y deben recurrir a la solidaridad humana. Vamos, por encima de todas las miserias, señores de las clínicas y del gobierno a asumir el rol que nos corresponde en medio de esta crisis humanitaria que solo unidos podremos enfrentar.
Rómulo Herrera