Sin nada en la nevera ni en sus estómagos denuncian estar los vecinos de La Capilla, quienes califican de inconstante el suministro de alimentos casa por casa. Preguntan a las autoridades competentes cuándo les tocará nuevamente el beneficio que llegó por última vez hace un mes.
En la casa de Silvia Morales sobreviven ocho personas con lo poco que consiguen para comer. Lamenta que los dos niños que viven con ella no puedan gozar de una alimentación balanceada. “Comemos solo sardinas desde hace semanas, ya no podemos comer plátano sancochado o huevos, porque están muy caros. No sabemos lo que es pasta o arroz desde hace tiempo”
Denuncia que a los sectores cercanos al suyo han llegado con frecuencia las bolsas de alimentos. “Prefería ir al Mercal a abastecerme, me calaba la cola, pero podía traer algo para resolver la papa. Ahora esperar a que me toque y pareciera que eso es nunca”.
Comenta que antes pedían ayuda a familiares y vecinos para poder alimentarse, pero la situación se ha agudizado y ya sus conocidos no pueden seguir haciéndolo. “Estoy desesperada, no sé como hacer para alimentar a mi familia. Cada vez estamos más delgados porque pasamos hambre. Si es el único suministro que tenemos debería ser puntual y seguido”. MEM/yg