*La sala de espera se parece más a un centro de refugiados
Laura De Stefano
Cansados, sin comer o poder asearse, con calor y usando el piso como cama es el día a día de las personas que esperan afuera del Hospital Dr. José María Vargas de La Guaira por sus seres queridos, quienes se encuentran internados en trauma shock.
Manifiestan que no les importan los días que tengan que pasar, no les queda de otra, pues deben estar pendientes de su enfermo todo el tiempo. Su único objetivo es salir con su familiar recuperado. Algunos permanecen semanas e incluso meses allí.
Se turnan con otro miembro familiar para descansar y hacer más llevadera su estadía . “Aunque vivamos cerca, no podemos irnos a nuestras casas porque a cada momento somos llamados por un examen especial o para entregar los kit de aseo. Los que tenemos hijos, los dejamos al cuidado de sus abuelos”, expresó una joven manicurista que estaba allí por su hermano de 46 años.
Se quejaron de la falta de un lugar digno donde comer, solo hay puestos de comida chatarra, además el presupuesto no da para gastarlo en alimentación. Algunos cuentan con algún familiar que les trae sus desayunos y almuerzos, los cuales suelen compartir con otros menos afortunados.
Su mayor interés es que los pacientes sean transferidos a habitaciones, porque al menos allí puede quedarse un familiar. Esta situación también es vivida por los familiares de pacientes del Periférico de Pariata, aunque sus penurias son menores.
Más de la mitad de la población con un salario de 130 bolívares no se puede dar el lujo de acudir a una clínica privada, donde la atención es de 24 horas. Solo por el ingreso a emergencias cobran $1.000 y por una cirugía básica de apéndice entre 7.000 y 8.000 dólares./jd