Enfermarse siempre ha implicado un hecho traumático, preocupante y hasta doloroso para el afectado y sus allegados, pero en los últimos años en Venezuela, en particular en Vargas, implica un momento de sacrificio, desasosiego y desconcierto al no saber el futuro del ser querido por la escasez de medicinas o insumos quirúrgicos.
Miriam de Meza señaló que su esposo sufrió un Accidente Cerebro Vascular (ACV) y se encuentra hospitalizado en el Rafael Medina Jiménez, en Pariata.
Aseguró que el viernes cobró la pensión con la que pagaría algunos gastos de la casa y compraría la bolsa de comida que le entregarían este fin de semana, sin embargo tuvo que gastarla en estudios sanguíneos y de imagenología que no garantizan en el centro.
“Aquí hay que comprar todo porque en la sala de trauma shock no hay nada. Mi esposo también es diabético y tuve que traer hasta las tiras reactivas para que le midan los niveles de glicemia, porque en el hospital carecen de este insumo”.
Indicó que en el hospital “no hay gasas, centros de cama ni medicinas para tratar patologías neurológicas. Me falta la resonancia magnética que no la he podido hacer porque el dinero no me alcanzó. Enfermarse siendo pobre es un lujo”.
Del Valle Domínguez detalló que acudió con su hijo a la emergencia del hospital, pues presenta síndrome febril desde hace cuatro días. “Los médicos lo evaluaron, pero no tienen ni acetaminofén para bajarle la fiebre. Además le mandaron a hacer exámenes sanguíneos de PT y PTT que son muy costosos en las clínicas, y por ser fin de semana cobran recargo”.
Destacaron que aunque hay médicos residentes se necesitan más especialistas para atender las emergencias que llegan./DLR/yg