No solo ciudadanos libaneses sufren las consecuencias de la catástrofe en Beirut, según lo constató El Nacional al entrevistar a una venezolana residenciada en la capital libanesa y quien se encontraba a cinco kilómetros del sitio de las explosiones.
A pesar de que no estaba cerca, “se sintió como si hubiese sido en el edificio de al lado. Todo el edificio se movió. En el momento solo oí gritos y vidrios rotos”, contó Nur Suzan.
“En mi calle a muchos apartamentos y negocios se les rompieron las ventanas por la onda del impacto, nuestro edificio quedó destrozado en la parte baja. Los vidrios y puertas del estacionamiento se dañaron”, manifestó.
Agregó que en el lugar de la explosión había contenedores con productos alimenticios, por tratarse de un puerto, lo que agrava una preexistente crisis económica en esa nación, que entre otros factores involucra una escasez de alimentos.
Suzan es una venezolana de origen sirio que en su país natal se enamoró de un libanés con quien se fue a vivir a Beirut hace siete años y con quien ahora tiene un bebé debido a la crisis económica, social y humanitaria en Venezuela.
“Me vine justo en el momento cuando ya Venezuela comenzó a colapsar. Así que nos quedamos aquí, pues este es un país muy bonito y seguro, obviando las bombas”, mencionó. Pero a siete años de migrar, siente que Líbano está atravesando una situación muy similar a la venezolana.
“Los venezolanos sentimos que nos está siguiendo la mala suerte”, dijo.
Contó que cuando llegó a Beirut existía un tipo de cambio estable, pero desde noviembre de 2019, el precio del dólar comenzó a subir de forma abrupta en el mercado no oficial, mientras los bancos lo cotizan en un monto significativamente inferior.
“El dólar que estaba en 1.500 libras libanesas, llegó a pasar a 10.000. La semana pasada estaba en 8.000 libras. Además, los bancos ya no nos dan nuestro dinero, no nos dan dólares, sino liras, pero cuentan el dólar a un precio de 3.850 cuando está muy por encima”, explicó.
“Esto es una locura, es un poco confuso. Ha habido protestas para que el gobierno renuncie. Antes de que llegara el Covid-19 ya no había casi trabajo”, agregó.
Detalló que ante las distorsiones en el mercado cambiario, los supermercados decidieron no adquirir más mercancía, puesto que dejó de ser rentable la venta debido a que pagaban el dólar a 10.000 libras mientras los bancos lo liquidaban a 3.850 libras.
“Y ahora hay productos que dan solo de dos por persona. Es la misma historia de Venezuela”, expresó.