- Afectados aseguran que los niños se mueren de hambre porque ya no tienen con qué alimentarlos
María Lourdes Arráez
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Desde el mes de diciembre las 730 familias de la urbanización Brisas de Maiquetía no reciben las bolsas del CLAP, por lo que ayer decidieron cerrar la vía como protesta por el retraso.
Aseguran que el jefe civil de Urimare, Rafael Manrique, les dijo que deben esperar la de este mes, pero que la de enero se perdió porque el barco que las traía no llegó. Sin embargo, exigen que les expliquen por qué en otros sectores de la parroquia como Barrio Aeropuerto si les llegó el suministro.
Manifiestan que hay niños pequeños y con necesidades especiales que están pasando trabajo, que resuelven con mango y yuca, y para que poder dormir ponen una garrafa de agua al lado de la cama.
Cuentan que en el Pdval del sector solo hay vinagre y jabón para lavar, que venden una panela por apartamento.
Denuncian que uno de los policías que acudió a frenar la protesta los amenazó con acabar con ellos si cerraban la calle y hasta empujaron a un señor mayor.
Piden respeto porque a pesar de que alguien los acusó de que protestaban porque les estaban pagando, recalcan que salen porque tienen necesidad, porque sus hijos tienen hambre.
Teodora Velásquez tiene una niña con necesidades especiales. Cuenta que están sobreviviendo con yuca, papa y pan, que si comen en la mañana no lo hacen al mediodía y que cuando tienen suerte comen dos veces al día, pero que regularmente es una sola vez.
Carmen Rodríguez señala que tiene dos días que no tiene nada para darle a su hija y que sobrevive con lo poquito que le puedan dar sus vecinos, porque hasta por un mango les piden entre tres mil y cuatro mil bolívares.
Yoleida León tiene cinco niños, entre ellos uno especial. Debe batallar para conseguir alimentos y a veces los acuesta sin comer. Se ayuda con el pan que venden en la comunidad, pero les llega un día si y otro no, y se los distribuyen a las 7:00 de la noche.
Alejandro Caraballo quiere que el presidente Nicolás Maduro le explique por qué cerraron Mercal y Pdval si no iban a poder cumplir con la necesidad del pueblo casa por casa. “Lo que queremos es que abran los negocios para poder comprar cuando y donde uno quiera. No quiero una caja, quiero poder ir a comprar la comida que quiera”.
Carla Berroteran explica que en su casa viven 10 personas, entre ellas cuatro niños, y le dan dos cajas que las rinde comiendo una vez al día, pero aún así cuando mucho le dura dos semanas. “Comemos arepa sola porque no alcanza para el salado. Los niños faltan a la escuela por falta de comida”.
Anuncian que se van a mantener en la calle hasta que llegue la caja y si no los atienden se van a ir a protestar a la casa del Gobernador./jd