Luego de que se reactiven las relaciones diplomáticas y comerciales entre Venezuela y Colombia, la gerencia de Pdvsa no solo espera recuperar el control de la petroquímica Monómeros, sino restablecer la operación de un gasoducto de 224 kilómetros que permitiría reanudar la exportación de gas hacia el noreste colombiano.
La información fue proporcionada por Juan Ricardo Ortega, presidente de Grupo Energía Bogotá (GEB) en declaraciones a Bloomberg, a quien le plantearon analizar la viabilidad para que la red de GEB distribuya el gas procedente de Venezuela en el mercado neogranadino.
Ortega dijo que su empresa tiene la capacidad y la infraestructura para transportar el gas y «estamos más que interesados en que eso ocurra». Y añadió: «hay muchas actividades que podrían hacer la transición al gas en Colombia si tuviera la fiabilidad y el precio adecuado».
El gasoducto transcaribeño Antonio Ricaurte es un buen negocio para ambas partes, ya que Venezuela podría incrementar su factura por hidrocarburos con un acuerdo de largo plazo, mientras que Colombia evitaría una hipotética escasez del carburante en 2026.
Sin embargo, la operación estaría sujeta a la aprobación de una licencia oficial de Estados Unidos, por cuanto las empresas colombianas involucradas estarían expuestas a sanciones por hacer negocios con Pdvsa.
La infraestructura fue inaugurada en 2007, y Venezuela invirtió 335 millones de dólares en su construcción. La red se extiende desde el Departamento de Ríohacha hasta la Guajira, con terminales en el estado Zulia.
El gobierno entrante de Gustavo Petro en Colombia prevé utilizar el gas natural de manera intensiva como combustible de transición para llevar al mínimo el uso de combustibles fósiles en el vecino país.