La escasez de agua y como consecuencia la falta de saneamiento en el Hospital José María Vargas, en La Guaira, aumenta el riesgo de propagación de enfermedades tanto en hospitalizados como entre sus familiares.
Haydee Hernández, quien tiene a un familiar de la tercera edad internado, asegura que no están manteniendo la limpieza del centro y que a los baños es imposible entrar por el hedor. “En realidad están muy sucios. Es un riesgo para la salud. De la atención de los médicos y enfermeras no nos podemos quejar. Aquí el tema es la falta de agua y de higiene en las áreas”.
Sostiene que para asear a sus familiares enfermos viven una odisea diaria porque deben cargar botellitas o en su caso, garrafas de 5 litros, desde sus casas. “También hay que traer para echarle a las pocetas”.
“Todo está perfecto según el Gobernador, entonces que alguien explique por qué este hospital que es centinela no cuenta con una gota de agua ni para hacerle jugo a los pacientes”.
No hay dieta para los pacientes
Rosa Amundarain indica que los hospitalizados no están recibiendo una dieta de acuerdo a su patología. “Solo les dan una arepa en las manos y sin ningún acompañante. Lo peor es que todos están comiendo lo mismo”.
Expresa: “Los directivos y nuestros gobernantes deben de tener un poco de conciencia ante esta crítica situación. Nadie se enferma por gusto. Además, es intolerable que diariamente nos aguantemos el maltrato de los porteros”.
Trabajadores a merced del virus
Sin la garantía de recibir equipos de bioseguridad contra el Covid-19 y obligados a seguir laborando para mantener sus empleos se encuentran los trabajadores del hospital.
Los obreros por protección llevan sus propios tapabocas porque «los directivos solo se los ofrecen a quienes les dan la gana, entre ellos médicos y enfermeras, los demás quedamos desprotegidos y a merced de este virus», dice uno de los afectados.
Manifiesta que la dirección del hospital no trabaja por el bienestar de los trabajadores “al contrario, se dedican a acosarnos y a quitarnos los beneficios que con esfuerzo nos hemos ganado durante bastante tiempo”.
Denuncia que el patio de bolas, que en algún momento fue el lugar de distracción de los trabajadores, hoy se ha convertido en un basurero./jd
José Ángel Maicabares