Encarnación Escobar, docente jubilada del Ministerio de Educación, recibía cada quincena 6 dólares. A la hora de su muerte y para darle cristiana sepultura, sus familiares vivieron tres días de calvario.
En el primer día, además de la noticia de su muerte, para una familia de escasos recursos el presupuesto de la funeraria fue de «417,60 dólares con una urna sencilla que no es de madera, sino de cartón piedra».
Luego cobraron 30 dólares por el drenaje del cuerpo, que no estaba incluido en el presupuesto.
En cuanto al cementerio de La Guaira, en donde se hicieron las diligencias para el entierro, el ambiente es de desolación y contaminación por cuerpos al aire libre en estado de putrefacción, ya que las tumbas han sido violentadas.
«Luego la parcela tiene un valor de 1.200 dólares y el costo para las labores de seguridad de la tumba y colocación de cerámica es de 180, además de un impuesto al municipio por el entierro”.
El cuerpo ya tenía 48 horas «el domingo no pudo enterrarse por ser el Día de las Madres».
”El tercer día, a las 8:00 am, en el cementerio nos pidieron 30 más y otro impuesto al municipio.
En estos días al menos se contó con la solidaridad de la enfermera Heycar del Seguro Social y el señor Douglas, trabajador del cementerio».
Las autoridades del municipio deben corregir estas fallas porque se abusa del dolor de los familiares cuando deben darle cristiana sepultura a sus seres queridos.LL/jd