Por: Laura De Stefano
A las comunidades ubicadas en la montaña y la costa, y a las dos cuasiparroquias serán enviados más de 100 misioneros que fueron bendecidos por el obispo de La Guaira, monseñor Raúl Biord, en la Misa Crismal celebrada este sábado con todos los sacerdotes en la Catedral San Pedro Apóstol.
“Estarán en Pericoco y Petaquire de la parroquia de El Junquito; Palo de Vaca, Las Lapas, Aguacatal, El Raizudo, La Alegría y San Esteban de la parroquia de La Peñita; El Arbolito, El Topo del Palmar, Media Legua y El Paulino de la parroquia de Tarmas; en Corralito de la parroquia de Carayaca; en La Esperanza de la parroquia Las Tunitas; en Chichiriviche, Las Salinas y Arrecife de la parroquia de Vista al Mar; en Chuspa, Guayabal, Caruao, Todasana, Osma y Oritapo de la parroquia de La Sabana; en Guaracarumbo; en las cuasiparroquias de Los Roques y Ciudad Chávez”, mencionó monseñor.
Destacó que estos 17 grupos de misioneros están conformados por sacerdotes, diáconos, religiosas, seminaristas y jóvenes. Por primera vez la mayoría son de la diócesis de La Guaira, destacándose varias familias misioneras: esposos y sus hijos que van de misiones. “Agradecemos a Dios porque estamos cumpliendo una orientación de nuestro Plan Pastoral que nos pide la promoción de familias y jóvenes misioneros, asegurando una presencia pastoral en las comunidades más alejadas: montaña y costa”.
Monseñor manifestó que el compromiso misionero es la conclusión del proceso evangelizador como lo propone el Plan Pastoral: “Se parte de la misión que inicia con el primer anuncio que lleva al encuentro con Jesucristo, sigue una iniciación cristiana a través de una catequesis de itinerarios que lleva a la inserción en una comunidad eclesial, organizada en distintas pastorales y servicios, donde cada uno descubre en su vocación el envío misionero del Resucitado”.
Comprometida con la salud
En su homilía monseñor recordó que la Misa Crismal es la eucaristía diocesana por excelencia, “pues estamos reunidos delante de Dios, en nombre de Cristo y con la fuerza del Espíritu para renovar nuestra fe, consolidar nuestra comunión y recibir la bendición para la misión que desde hoy iniciamos en la Semana Mayor”.
También que en esta celebración se consagra el santo crisma, y se bendicen los óleos de los catecúmenos y enfermos. Indicó que el crisma es usado para ungir a los recién bautizados en la cabeza, a los confirmados con una cruz en la frente, y las manos de los presbíteros, las nuevas iglesias y altares en su dedicación. “El crisma nos recuerda que por el bautismo todos estamos ungidos, consagrados a Dios, somos templos del Espíritu, miembros del pueblo de Dios, formamos parte del Reino de Dios”.
“Participamos del sacerdocio de Cristo, de su profecía y de su realeza. Estos oficios no son propiedad exclusiva de los ministros ordenados. Todos en la iglesia debemos ser profetas porque denunciamos las injusticias, lo que es contrario al plan de Dios, y anunciamos el Reino de amor y justicia. Todos ejercitamos el oficio sacerdotal, porque estamos consagrados y debemos consagrar nuestras vidas, nuestras familias, nuestra actividad: es decir se la ofrecemos a Dios por medio de la oración, del sacrificio, del testimonio, de las buenas obras para inscribirla en la esfera de su santidad”.
Señaló que el óleo de los catecúmenos nos recuerda el gran compromiso de prepararnos para el bautismo a través de procesos serios de iniciación en la fe. “Lo hemos planteado en el Plan Pastoral. El segundo momento del proceso de evangelización corresponde a la catequesis, comprendida como una iniciación en la vida cristiana. Tiene por finalidad ayudar a aquellos que han hecho una opción por Cristo a conocer, vivir, celebrar y testimoniar el misterio de la fe, como discípulos misioneros en y desde la comunidad cristiana”.
Con el óleo de los enfermos, éstos reciben alivio en su debilidad cuando los sacerdotes les administran la unción y los ministros de la comunión llevan la eucaristía, alimento del alma para aquellos que no pueden venir a las celebraciones.
“Nuestra diócesis está comprometida con el campo de la salud, comenzando por el Hospital San José, fundado por el venerado padre Santiago Machado en 1888; la Fundación San Pedro Apóstol (Charitas) en Maiquetía, fundada por monseñor Francisco de Guruceaga en 1976; el dispensario Sagrado Corazón de Jesús en La Páez, recién inaugurado, y pronto abriremos nuevos dispensarios en Caraballeda y rehabilitaremos los de Pariata y La Aviación. Los bancos de medicamentos siguen prestando su servicio entre los hermanos más pobres. Con mucha unción los proyectos Saman y Tengo de Caritas atienden a los niños más vulnerables en situación de desnutrición, y el proyecto José Gregorio Hernández alimenta la esperanza a más de 3.000 niños a los más de 30 comedores parroquiales”.
Dijo que los capellanes en el Seguro Social, el Periférico de Pariata y la Maternidad, llevan consuelo a los enfermos atendidos en estos grandes centros de salud del estado.
Renovación de sus promesas
Los sacerdotes y 8 diáconos permanentes renovaron sus promesas. Ellos son cooperadores del obispo en su misión de ser pastores del pueblo de Dios, anunciando el Evangelio y sirviendo a los hermanos para bien del pueblo de Dios. “Recemos por el Seminario San Pedro Apóstol y por las vocaciones al sacerdocio. Necesitamos más sacerdotes. Que el dueño de la mies nos regale más servidores, sacerdotes, diáconos y religiosas”.
El obispo saludó a todas las parroquias y cuasiparroquias, a los representantes que se llevaron los óleos a sus comunidades, a todos los sacerdotes, a quien pidió un fuerte aplauso, y por todas las religiosas. Agradeció la presencia del alcalde José Manuel Suárez que, aunque pertenece a la iglesia cristiana, “nos une el nombre de Cristo y todos estamos comprometidos para que las iglesias sean más cristianas”. También, al comandante de la Zodi, Ashraf Abdel Hadi Suleimán, por garantizar siempre la seguridad en las procesiones y actividades religiosas. Ambos recibieron una copia del Nuevo Testamento.