En ranchos de bloques y tablas, sin agua ni baños y caminerías improvisadas aproximadamente 30 familias sobreviven en Villa Verde, La Esperanza, Carayaca.
Sonia Torres indica que tiene dos años sin agua por tubería, pero cada 25 días Hidrocapital realiza un operativo y les manda una cisterna.
“Gracias a que el consejo comunal de Valle Verde nos absorbió, hemos sido beneficiados con la jornada de bolsas y de agua porque cuando pertenecíamos al de Villa del Mar no recibíamos nada”.
Señala que desde el 2014, cuando fueron censados por el Instituto Autónomo de la Vivienda del Estado Vargas (Ivivar), están esperando por viviendas; sin embargo no les han dado respuesta.
“Hemos llevado papeles a todos lados, la última vez volvimos a ir a Ivivar y nos dijeron que no construyéramos ni realizáramos ninguna mejora porque seriamos reubicados, pero todavía no han hecho nada”.
El techo de la vivienda parece un colador, pues está lleno de huecos “cuando llueve sale mejor quedarnos afuera porque por los agujeros del techo entra toda el agua, moja todo y daña los artefactos, en la cocina es peor”.
Por otra parte, está el caso de Miguelina Santana, cuya vivienda carece de un baño donde realizar su higiene personal y sus necesidades fisiológicas.
“Estoy recién operada de la cervical y debo asearme en un baño improvisado que ni poceta tiene. Tengo 13 años esperando ser reubicada. Aquí vivimos personas enfermas en condiciones inhumanas”.
Hacen un llamado al Gobernador para que se aboque a solucionar el problema, pues si llega a llover fuerte el terreno donde están construidas las casas puede ceder y llevarse todo lo que encuentre a su paso. “Nos hemos salvado porque este año no ha llovido como se debe, pero si comienzan las lluvias aquí más de uno tendrá que salir corriendo”./LH/ep